Tal como fue anunciado hace poco más de un mes, este 7 de septiembre Canadá reabrirá sus fronteras al turismo internacional. Aunque todavía hay varias restricciones y medidas de seguridad muy específicas que deberán cumplir los visitantes, por primera vez desde principios de 2020 será posible viajar con el simple propósito de descubrir las maravillas naturales y culturales del país norteamericano.
Es por eso que hoy quisimos recordar algunos de esos paisajes y ciudades que nos hacen desear unas largas vacaciones en Canadá. A continuación, enlistamos 10 de ellos. Cabe aclarar, por supuesto, que visitarlos implicaría varios viajes dado el enorme tamaño del país y la distancia entre ellos.
1. Ciudad de Quebec, provincia homónima
Foto: Unsplash
Una ciudad realmente encantadora, llena de callecitas angostas, construcciones de piedra y una atmósfera de pueblo pequeño, a pesar de ser la capital de la provincia. Su arquitectura recuerda a un escenario típico francés y no es casualidad, pues nació como la capital de la Nueva Francia hace 413 años.
Fundada a principios del siglo XVII, es el único ejemplo de ciudad colonial amurallada que se conserva al norte de México. Por esta razón, su centro histórico es considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El centro histórico se divide en dos partes: Ciudad Alta (la parte fortificada) y Ciudad Baja, que da hacia el puerto. Puedes emprender largas caminatas entre ambas partes o pasar de una a otra utilizando el funicular.
Foto: Unsplash/ Benoit Debaix
La lengua oficial es el francés y, si vas como turista y pides direcciones a los locales, te darás cuenta fácilmente de que mucha gente no habla inglés.
Entre los lugares imperdibles para visitar en el centro de Quebec se encuentra Petit Champlain, un bonito barrio de estilo francés repleto de restaurantes, boutiques y puntos perfectos para tomar fotos. También tienes que ver el Fresque des Québécois, un enorme mural que relata la historia de la ciudad, y el famosísimo hotel de lujo Château Frontenac, construido en 1893 por la Canadian Pacific Railway.
2. Cataratas del Niágara, provincia de Ontario
Foto: Destinatio Canada
Las tres cataratas del Niágara son una frontera natural entre Canadá y Estados Unidos, que debe su fama no a la altura, sino a su impresionante y poderoso torrente, donde en algunos momentos del año pueden caer hasta 168 mil metros cúbicos de agua por minuto. Para que lo pongas en perspectiva: una alberca olímpica puede llenarse con 2 mil 500 metros cúbicos de agua.
La parte canadiense alcanza los 670 metros de ancho, y la cascada estadounidense tiene 260 metros. El río Niágara, del cual forman parte, conecta dos de los Grandes Lagos de Norteamérica: Erie y Ontario.
Hay cruceros en catamaranes para acercarte y empaparte con la brisa de las cascadas, así como tours en helicóptero para observar los saltos de agua desde el aire. En Canadá, hace unos años se instaló una tirolesa que mira de frente hacia las cataratas. También existe un paseo llamado Journey Behind the Falls, el cual te lleva a una instalación subterránea que te conduce por detrás de una de las cortinas de agua.
Las cataratas tienen, aproximadamente, 12 mil años de antigüedad.
3. Churchill, provincia de Manitoba
Foto: Travel Manitoba
Es uno de los poquísimos asentamientos humanos en cuyos alrededores los osos polares pueden verse en libertad. No es necesario viajar en crucero como en otros lugares del mundo, sino basta con alejarse un poquito de la ciudad (con un guía experimentado, por supuesto).
Churchill se encuentra en la ruta de migración del oso polar, se calcula que existen entre 900 y mil ejemplares en la región. El otoño es la mejor temporada del año para visitarlos. También es posible ver de cerca belugas en estado salvaje.
Hay tours de avistamiento de osos en vehículos especializados, en bote o también a pie. La actividad turística está controlada para no impactar en el hábitat ni interrumpir los procesos naturales de la especie. Si de verdad quieres ver a los osos de cerca debes elegir el tour en vehículo para tundra; de manera segura, es posible estar a un par de metros de distancia.
No hay carreteras que lleven a Churchill, solo se puede llegar en avión o tren.
Por cierto, un oso polar macho puede pesar más de 600 kilos y alcanzar tres metros de altura parado en dos patas. Esta especie es capaz de percibir olores a 30 kilómetros de distancia.
4. Parque Nacional Banff, provincia de Alberta
Foto: Unsplash/ Jacky Huang
En 1885, Banff se convirtió en el primer parque nacional canadiense y el tercero en ser declarado como tal en todo el mundo. El interés por este lugar comenzó dos años antes, cuando trabajadores de la compañía ferroviaria Canadian Pacific Railway descubrieron fuentes termales dentro de una cueva, al este del territorio.
Es un paraíso de bosques espesos, glaciares, mil 600 kilómetros de senderos delimitados para explorar, cañones con cascadas que se congelan en invierno y lagos de color turquesa. Entre estos últimos, los más famosos son Lake Louise y Moraine Lake.
En Banff también hay un espectacular paseo en góndola, un resort de esquí, un pueblo histórico y aguas termales en medio de la naturaleza.
Junto con los parques nacionales de Jasper, Kootenay y Yoho, Banff forma parte de los Parques de las Montañas Rocosas, declaradas Patrimonio de la Humanidad.
5. Bahía de Fundy, provincia de Nuevo Brunswick
Foto: Destination Canada
En otros lugares del mundo el rango de una marea suele ser de aproximadamente un metro o menos, pero en esta bahía la situación es muy distinta: el nivel del agua puede subir hasta 14 metros, dos veces al día. Se dice que es la marea más grande del mundo.
El fenómeno es especialmente visible en las Rocas de Hopewell, un escenario natural formado con el paso de miles de años, donde la marea ha esculpido acantilados, arcos y peculiares columnas de arenisca con árboles en su cima.
Cuando la marea está baja, puedes caminar tranquilamente a lo largo de dos kilómetros de playa, entre formaciones con unos 16 metros de altura. Después de que la marea sube, es posible navegar en kayak cerca de las “islas” recién formadas. Este lugar está abierto al turismo entre mayo y octubre.
El agua se caracteriza por su tono café, provocado por el constante movimiento de la corriente que arrastra el lodo del fondo y lo mezcla con la sal marina.
6. Victoria, provincia de Columbia Británica
Foto: Unsplash/ Reid Naaykens
Le llaman “la ciudad de las flores”, porque su clima templado (el más templado de Canadá, de hecho) permite que los jardines florezcan todo el año. En primavera puedes ver cientos de cerezos y tulipanes, mientras en verano atestiguas una tradición con aproximadamente 80 años: por toda la ciudad cuelgan miles de canastas circulares adornadas con flores y, conforme la estación avanza, los arreglos se vuelven más espectaculares.
Victoria es la capital de Columbia Británica, queda a un viaje en ferry desde Vancouver. Aunque se trata de una ciudad grande no pierde la atmósfera amigable y pintoresca, como si fuera una versión canadiense de “Stars Hollow”, el pueblito de la serie Gilmore Girls.
Foto: Unsplash/ Jasper Garratt
El amor por las flores se manifiesta al máximo en los Jardines Butchart, con más de un siglo de historia. También es imperdible visitar la comunidad flotante de Fisherman's Wharf, cuyos comercios están unidos por muelles, y los Edificios del Parlamento provincial, con sus 3 mil 300 luces por la noche. Si eres fan de las historias sobrenaturales pasa por Fan Tan Alley, la calle más angosta del país.
De mayo a octubre, en las aguas que rodean Victoria se puede avistar orcas. En verano hay ballenas jorobadas y minke.
7. Whitehorse, territorio de Yukon
Foto: Destination Canada
Cuando el avión está a punto de aterrizar, resulta difícil creer que ante tus ojos esté la capital y principal ciudad de Yukon. A simple vista, apenas un conjunto de callecitas se abre paso en medio de una región montañosa gigantesca, forrada de bosques en verano y totalmente blanca durante el invierno. La ciudad de Whitehorse es un excelente punto de partida para salir a “cazar” auroras boreales, pasear en trineo o conducir una moto de nieve, por mencionar ejemplos en solo una temporada del año.
Entre agosto y abril, las luces del norte son visibles en los alrededores de la ciudad; cuando la noche es especialmente despejada y el fenómeno muy fuerte, incluso logra apreciarse sin salir a la naturaleza.
Foto: iStock
Aquí se hacen presentes dos fenómenos muy especiales. En verano, la luz del sol se oculta se oculta por apenas un par de horas al día (sol de medianoche), mientras en invierno la noche puede durar hasta 18 horas.
A través de Whitehorse pasa el río Yukon, el más extenso de Canadá.
8. CN Tower, provincia de Ontario
Foto: Destination Canada
¿Tendrías el temple de caminar por un estrecho pasillo al aire libre ubicado a 356 metros del suelo? Eso lo puedes averiguar en el Edgewalk, la experiencia más destacada que puedes vivir en la cima del CN Tower. Sostenido con arneses, durante 30 minutos puedes tener, literalmente, la ciudad de Toronto a tus pies.
Esta torre de radiodifusión fue, durante más de 30 años, la estructura más alta del mundo. No se considera un rascacielos como tal, porque sus pisos son muy pequeños como para ser ocupados.
Además del Edgewalk, el CN Tower tiene miradores, un restaurante giratorio y un conjunto de paneles de cristal para que sientas que estás flotando. Este último fue la primera atracción de su tipo en el mundo, estrenado en 1994.
En un día despejado, desde la torre se alcanza a ver hasta las Cataratas del Niágara.
9. Puente de Capilano, provincia de Columbia Británica
Foto: Destination Canada
Construido hace 130 años, el Puente de Capilano es la atracción turística de paga más antigua de Vancouver, Canadá. Se trata de una estructura suspendida a 70 metros sobre el río Capilano y rodeada por un denso bosque de coníferas. El recorrido es breve y sencillo, de apenas 137 metros de largo, pero a su alrededor se ha creado un parque ecológico con circuitos de altura más extensos.
Treetops Adventure es otra atracción del parque; es un circuito ecoturístico conformado por siete puentes colgantes de madera y varias plataformas de observación, que comienza a nivel de piso y llega a una altura de 33 metros. También está el Cliffwalk, un sendero enclavado en una sección del Cañón de Capilano. Éste llega hasta los 91 metros de altura; además, el camino es más estrecho y el piso es de rejillas.
Durante la temporada decembrina el parque se puede visitar en la noche, se instalan luces navideñas a lo largo de todos los puentes.
10. Lunenburg
Foto: iStock
Un pueblo pintoresco que es reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Además de la belleza de sus coloridas construcciones de madera, su importancia radica en ser un excelente y bien conservado ejemplo de un asentamiento colonial británico planeado en Norteamérica.
Lunenburg fue establecido en 1753, la mayoría de sus construcciones históricas data de entre los siglos XVIII y XIX.
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