Si le preguntas a la ciencia, sabrás que una aurora boreal ocurre cuando las partículas con carga eléctrica expulsadas por el sol y atraídas hacia el Polo Norte chocan con la atmósfera terrestre liberando energía. Pero no importa que tan hombre o mujer de ciencia uno sea, cualquiera que tenga la suerte de presenciar este fenómeno natural se quedará sin palabras para explicar su belleza y las sensaciones que provoca observar el cielo nocturno iluminado en tonos verdes, rojos, amarillos o azules simulando llamas en movimiento.
Aprovechando que ya se acerca la época en que las auroras boreales son visibles en el Círculo Polar Ártico, aquí te contamos 12 datos curiosos acerca de ellas.
Los sami (etnia originaria del norte de Europa) tienen diversos nombres para ella: guovssahas, por ejemplo, significa “la luz que puede oírse”. Para los vikingos, se trataba de la armadura de las valquirias; algunos grupos inuit creían que eran los espíritus de los animales que habían cazado; y los antiguos pobladores de lo que hoy es Finlandia creían que las auroras eran creadas por zorros polares que corrían por la tundra emitiendo rayos por su cola.
Casi siempre, la aurora boreal se ve en territorios por encima del Círculo Polar Ártico. Los países como Canadá, Groenlandia, Islandia, Noruega, Suecia y Finlandia son destinos excelentes para verla.
Las auroras ocurren todo el año, pero no es posible verlas porque en las zonas polares, donde mejor se perciben, el verano tiene noches muy luminosas (el fenómeno conocido como sol de medianoche). Las condiciones ideales para ver auroras en el Polo Norte se dan entre octubre y febrero.
Foto: iStock
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Son más visibles en las noches frías porque es cuando hay menos nubes. La aurora se sitúa arriba de las nubes.
El verde pálido y el rosa son los tonos más comunes en las auroras. El color depende de las partículas gaseosas de nuestra atmósfera que participan en la reacción. Por ejemplo, el verde se produce con moléculas de oxígeno, y el azul o rojo violáceo se crea con nitrógeno.
La altura mínima sobre la superficie de la Tierra donde se producen las auroras boreales es de 80 kilómetros. La máxima es de 640 kilómetros.
El ojo humano percibe muy poco del movimiento real que tiene una aurora boreal. En una fotografía de larga exposición o un video en time lapse esa “danza” se muestra con mas detalle, como un efecto “barrido” de colores.
El fenómeno luminoso se puede apreciar desde el espacio, mucho más puro y brillante que en la Tierra. Desde hace más de 40 años, los astronautas han documentado la experiencia desde diferentes ángulos. Hay auroras verdes que se producen por debajo de la Estación Espacial Internacional (la cual orbita a unos 340 kilómetros de la superficie terrestre). Las auroras rojas –que son poco comunes- se forman en alturas mayores, por lo que los astronautas pueden observarlas de frente o arriba de ellos.
Foto: NASA
No solo en la Tierra hay auroras, sino en cualquier planeta que cuente con atmósfera y campo magnético. La NASA ha registrado auroras en Júpiter y Saturno, las cuales se extienden en colores azules y rojos.
Es casi imposible distinguirlo, pero las luces del norte generan sonido. Se perciben chasquidos, una especie de aplausos y estática.
Foto: Cortesía Kakslauttanen
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En los últimos años se han popularizado los hoteles con techos o paredes transparentes para ver las auroras sin obstrucción. Entre ellos destaca el Kakslauttanen (Finlandia) con sus iglús de techo de cristal, las suites burbuja de Buubble (Islandia), los tipis transparentes de Apukka Resort (Finlandia) y las cabañas frente al mar de Manshausen (Noruega).
Las luces también se producen en el hemisferio sur, pero son llamadas auroras australes. Son visibles entre marzo y septiembre.
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