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Hay que perderse para encontrarse. Conocer lo antiguo y experimentar lo nuevo. Así se vive en este pequeño hotel boutique de la zona de San Francisco , en el barrio El Alto , en la ciudad de Puebla .
Rosewood
es un destino en sí mismo. Puedes dedicar unas horas a perderte en sus salas, corredores, túneles y jardines.
Percibirás una atmósfera que, inspirada en el arte poblano (de talavera, piedra y herrería ), combina matices contemporáneos.
La propiedad conserva joyas de la arquitectura poblana que datan del siglo XVIII, como la capilla del Cirineo y los icónicos “Lavaderos de Almoloya”. Por las noches este sitio se ilumina para que puedas observarlo desde el bar.
Las 78 habitaciones son de estilo residencial, con piezas de arte local, cabeceras en relieve, pisos de cerámica pulida, piedra y paredes de azulejos coloridos.
Los baños pueden incluir bañeras independientes de cobre y pisos climatizados, pero lo mejor son las pequeñas amenidades, como las galletas de chocolate con diseño de talavera .
En la restauración de la propiedad trabajaron arquitectos e historiadores bajo la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia para no alejarse de su aspecto original.
La “ Fuente de los Leones”, justo frente al hotel, fue restaurada por la marca, aportando más de dos mil 700 azulejos de talavera .
Pero hay más piezas a las que debes prestar atención: en medio del lobby, la obra del e scultor mexicano Gustavo Aceves , es un gigantesco caballo de acero y bronce que forma parte de la colección “Lapidarium ” del artista. Fue elegida por Constanza Lameiras, curadora de arte del Rosewood Puebla , desde que estuvo expuesta en la Puerta de Brandenburgo (Berlín, 2015).
(Foto:Juan Carlos Angulo)
Emoción del paladar
En sus cuatro restaurantes se fusionan ingredientes locales e internacionales. Todas estas deliciosas experiencias son guiadas por el chef Ejecutivo Jorge González.
En Pasquinel Bistrot, la gastronomía mexicana tiene influencia francesa.
(Foto:Juan Carlos Angulo)
La cocina abierta brinda una atmósfera dinámica y provoca el apetito, de ahí que sea interactiva y emocionante. Está decorada con vitrales típicos poblanos, lienzos de época y vitrinas con cerámica y talavera poblana.
Para los que buscan disfrutar de un menú casual (platillos pequeños, ensaladas y entradas) está el Café Azul Talavera , un acogedor lugar que se encuentra en una hermosa esquina del barrio El Alto, conectada con el hotel. El menú es estilo brasserie.
Bar Los Lavaderos
es un lounge inspirado en los Lavaderos de Almoloya (del siglo XIX) que corrían bajo el edificio. Cuenta con una atractiva colección de licores y destilados, incluidos mezcales y tequilas.
Y en el Rooftop Bar se ofrecen frescos cocteles artesanales, charcutería y delicias de la auténtica cocina mexicana en un entorno al aire libre, junto a la alberca.
La recomendación es pedir un montadito de jamón serrano y una cerveza Don Goyo (mezcla perfecta de cerveza y mezcal embotellada ). Solo para almas refinadas.
Sanación natural
Del Spa Sense recomiendo el ritual “Cura de Lodo Volcánico”. Las cenizas volcánicas del Popocatépetl se utilizan como exfoliante para remover células muertas y mejorar la circulación; sigue una envoltura de lodo con romero y toronjil; al final, se aplica una hidratación profunda con manteca de tepezcohuite.
Tips
1. El recinto es pet friendly .
2. El menú de Pasquinelli puede solicitarse en cualquiera de los restaurantes del hotel.
3. Para los niños se crearon varios talleres, como el de creación de galletas de talavera y el de historia de los fuertes de Guadalupe. También se organiza un recorrido arquitectónico dentro del hotel. Hay tours para el público en general, en un horario establecido.
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www.rosewoodhotels.com