La Amazonia (a menudo identificada como Amazonas por el río que esta selva rodea) es una región gigantesca. Se extiende por nueve países, en un territorio total donde México completo cabría tres veces. Y, por si fuera poco, tiene zonas donde la vegetación es tan densa que la luz solar casi no alcanza el suelo y las gotas de lluvia pueden tardar 10 minutos en llegar al fondo.
Con esas dimensiones, es obvio que la selva guarda misterios de los que no tenemos ni idea. Aquí te presentamos cinco.
La selva contiene millones de especies de flora y fauna, la mayoría de ellas aún sin catalogar, dice el Fondo Mundial para la Naturaleza. De entrada, desde 1999 han sido descubiertas más de dos mil plantas y vertebrados. Y no creas que solo se hallan animales diminutos: se han descubierto especies de anaconda, ranas, aves, monos y delfines en esas dos últimas décadas. ¿Crees que algún día se pueda nombrar todas?
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A principios del siglo pasado, el británico Percival Fawcett era un explorador estrella, famoso por sus viajes por el Amazonas ; fue tan célebre que inspiró el personaje de Indiana Jones. Pero en 1925 desapareció para siempre con su hijo de 22 años, y hasta ahora no se sabe con certeza cuál fue su suerte. Su última expedición fue en la Amazonia brasileña y tenía como objetivo la localización de la “ciudad de Z”, una antigua civilización en la que Fawcett creía y que comparaba con Grecia o Roma.
Para 1927 la Royal Geographical Society, a la cual Percy pertenecía, lo declaró como perdido. Pronto surgieron multitudes de voluntarios para encontrarlo, pero nadie lo logró; peor aun, se estima que 100 hombres han desaparecido también durante su propia búsqueda, de acuerdo con The Telegraph.
Uno de los voluntarios más recientes fue David Grann, antiguo periodista del diario New Yorker que sobrevivió para contar su aventura y en 2009 escribió el libro “La ciudad perdida de Z”; la obra, a su vez, inspiró una película protagonizada por Charlie Hunnam y Tom Holland.
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Según la organización Survival International hay más de 100 tribus sin contactar en el mundo, pero la mayor concentración de ellas se encuentra en la Amazonia , entre las fronteras de Perú, Brasil y Bolivia. Son poblaciones que no tienen contacto con la cultura dominante; esto no significa que no sepan de su existencia, pero no están interesados en convivir porque muchas veces el contacto con el exterior ha estado envuelto en abuso, violencia y contagio de enfermedades.
Las tribus aisladas viven de maneras muy diversas y autosustentables. Por ejemplo, los awá de Brasil usan resina de un árbol para generar fuego e iluminar las casas, y los kawahiva construyen escaleras para recolectar miel de los panales.
Incluso se sabe que en el Amazonas vive un hombre solo, que tal vez perteneció a una tribu ya extinta o fue exiliado. Nadie sabe exactamente quién es, pero es conocido por cavar pozos con estacas en el fondo para capturar presas grandes.
Foto: Survival International
En zonas de la selva que, se creía, nunca fueron habitadas, en años recientes se ha descubierto que pudieron ser hogar de hasta un millón de personas. Por ejemplo, un estudio de 2018 realizado por arqueólogos de la Universidad de Exeter (Inglaterra) encontró vestigios de poblaciones que habitaron el sur de la Amazonia entre los años 1250 y 1500.
Entre los hallazgos más interesantes del estudio, que abarcó un tramo de 18 mil kilómetros cuadrados, hay un conjunto de 81 geoglifos (formas geométricas talladas en el piso). No se sabe exactamente para qué se utilizaban y se estima que en total son aproximadamente mil 300 geoglifos, la mayoría aún sin descubrir.
También se calcula que existían entre mil y mil 500 aldeas fortificadas, y dos tercios de ellas esperan ser encontradas.
Ahora considera que éste no es el único estudio con hallazgos llevado a cabo en la selva , y que la mayor parte de la Amazonia sigue sin ser explorada por arqueólogos.
Foto: Universidad de Exeter
En la Amazonia peruana existe un río donde las temperaturas alcanzan 93° C y el humo constante delata su calor. Es bastante grande, pues fluye a lo largo de seis kilómetros y puede ser tan ancho como una carretera de dos carriles en su mayor parte. Es extraño porque, mientras existen otros ríos termales en el mundo, solo éste alcanza un tamaño así sin estar en lo absoluto relacionado con la actividad volcánica; el volcán más cercano queda a 700 kilómetros.
El río está presente en muchas leyendas y tradiciones de los grupos indígenas locales. Según Andrés Ruzo, un geólogo becado por National Geographic que lo ha dado a conocer en años recientes, su nombre antiguo es “Shanay-timpishka”, lo cual está en quechua y se puede traducir como “Hirviente con el calor del sol”.