¿Aún no conoces Acaxochitlán? Se trata de uno de los pueblos mágicos más ‘jóvenes’ de Hidalgo y de México, rodeado de grandes extensiones de bosques y comunidades indígenas que ofrecen experiencias gastronómicas, culturales y turísticas que no te puedes perder.
Acaxochitlán es uno de los más recientes pueblos mágicos, pues recibió este distintivo apenas en junio de 2023 gracias a su naturaleza con bosques nubosos y cascadas, arquitectura colonial, sus artesanías bordadas y comunidades indígenas que preservan sus tradiciones y su gastronomía.
Se encuentra al sureste de Hidalgo –muy cerca de los límites con Puebla–, particularmente en la Sierra de Tenango, a más de 2,000 metros sobre el nivel del mar.
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Desde Pachuca, es un trayecto en auto de poco más de una hora. Desde la CDMX son 2 horas y 15 minutos, aproximadamente.
‘Sumérgete’ en el bosque y la sierra baja de Acaxochitlán y camina por un par de horas en un sendero poco transitado con dirección a la comunidad de Santa Catarina, donde se ubica esta mística cueva, una de las primeras en ser habitadas en la región.
Recibe este nombre debido a que existe la marca de un pie en el suelo del lugar, el cual fue dejado por uno de sus primitivos pobladores. Además, en su interior existen algunos petrograbados.
Además de la caminata entre cerros, riachuelos, cascadas y árboles, la experiencia incluye un pequeño ritual que consiste en pedir permiso a los ‘guardianes’ del lugar para entrar y dejar una ofrenda con chocolate, pan, música de cuerdas y xochimacpales (un elemento ritual en forma de cruz, con panes y flores) para los ancestros, pues los locales creen que aún siguen ahí.
Continuamos en el espeso y lluvioso bosque de Acaxochitlán, pero ahora en la comunidad de Zotictla, donde partía un antiguo camino real que conectaba con el pueblo de Chachahuantla, en Puebla.
Este sendero en desuso tiene algunas pendientes inclinadas y en ciertas partes ha sido ‘reclamado’ en algunas partes por helechos, musgo y árboles, lo que le da un toque mágico.
La recompensa está tras 2 kilómetros de caminata, cuando el camino se une con un río y justo enfrente está la imponente Cascada de la Azucena, con sus 50 metros de altura y pozas de agua cristalina, perfectas para darse un chapuzón.
Esta experiencia puede incluir un desayuno en la casa de uno de los lugareños; degusta de tamales canaxtles de verduras, café regional, té de lima o elotes.
Visita al grupo de mujeres indígenas Tekitonalli, quienes serán las encargadas de darte a conocer algunas de las tradiciones, oficios y platillos más representativos de Acaxochitlán.
Prueba las delicias de la ‘cocina de humo’ con recetas de origen mexica, un café de altura endulzado con piloncillo y escucha sobre cómo aprendieron a bordar, la iconografía de sus trabajos, y todo sobre el proceso artesanal del telar de cintura.
Si hay tiempo, puedes participar en un taller de tintes naturales, donde se tiñe la lana y el algodón utilizando plantas, raíces y la grana cochinilla.
¿No fue suficiente comida? Dirígete a la comunidad de San Mateo, donde vivirás una experiencia cultural y gastronómica que iniciará con un ritual donde se pide permiso a los abuelos, se ofrendan xochimacpales, un tlalmanalli (ofrenda en el piso con flores, frutas, un sahumador, agua y un caracol) y se baila la danza ritual Xochipitzahuatl para pedir abundancia.
Ahí mismo, está el llamado Conservatorio de la Cocina Tradicional del Mundo, un pequeño espacio donde se resguardan recetas tradicionales de distintas partes de México e incluso del mundo.
Acto seguido: se ofrece un desayuno con comida y bebidas rituales como el chocolatzintle (chocolate con café y piloncillo).
Después, con la energía recargada, se camina por el bosque para recolectar hongos silvestres, se pesca en la Presa Santa Ana Tzacuala o se visita la milpa para recolectar productos frescos que serán cocinados posteriormente, no sin antes danzar en honor de San Pascual Bailón, para pedir por buena sazón.
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Este cuerpo de agua marca el límite de Acaxochitlán con Puebla y está rodeado de 3 pintorescas comunidades indígenas: Los Reyes, Montemar y Buena Vista.
Ahí, hay varias actividades: puedes nadar (aunque el agua suele estar fría), pescar acompañado de pescadores locales, comer uno de los pescados de la presa, armar un picnic, acampar, pasear en lancha o incluso practicar el micotursimo, en búsqueda de hongos comestibles.
La Operadora Turística Indígena FFF ofrece tours y experiencias antes mencionadas, aunque pueden personalizarse al gusto del cliente.
Por ello, los costos suelen variar, aunque el rango es de $500 a $2,000 pesos por persona.
Contáctalos en Facebook: “Operadora Turística Indígena FFF” o al teléfono: (775) 135 6051.
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