Hace algunos días, Barcelona fue escenario de manifestaciones contra el turismo de masas. Cerca de 3 mil personas recorrieron las calles de la ‘Ciudad Condal’ con pancartas que decían ‘turista ve a casa’, ‘no son bienvenidos’ e incluso utilizaron pistolas de agua para rociar a comensales en las terrazas de algunos restaurantes.
Esta movilización fue motivada por las consecuencias negativas del turismo masivo, como el aumento del costo de vida, deterioro del ambiente, escasez de viviendas, extinción de comercios locales o incluso la pérdida de identidad.
Pero el caso no solo se limita a Barcelona, pues alrededor del mundo hay otras ciudades y destinos que han tomado medidas ‘turismofóbicas’, buscando moderar la entrada de visitantes, el cuidado de su patrimonio y sus habitantes.
Ámsterdam es una vibrante ciudad reconocida por sus pintorescos canales, jardines con tulipanes, rica historia, variedad de museos como el Rijksmuseum o el Van Gogh Museum, pero también por su ‘mente’ abierta y liberal, por lo que es común que sea visitada por el consumo de drogas y la prostitución legal, principalmente en el Barrio Rojo.
Sea por arte, cultura o fiesta, la ciudad recibe más de 20 millones de personas al año y recientemente se han anunciado una serie de acciones para controlar la llegada de visitantes y mantener a la capital de los Países Bajos como habitable, tanto para residentes como turistas.
Se ha instruido el no construir nuevos hoteles en el centro de la ciudad (a menos que uno cierre, siempre y cuando sea un proyecto más sostenible), se prohibió fumar marihuana en las calles del Barrio Rojo y se redujeron las visitas guiadas a los prostíbulos y se fijó un tope máximo de 20 millones de pernoctaciones turísticas al año.
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Las Islas Baleares de España son un paraíso mediterráneo compuesto por 8 islas, entre las que destacan Mallorca, Ibiza, Menorca y Formentera. Sus hermosas playas, montañas, pueblos, ciudades pintorescas y, sobre todo, su gran oferta de vida nocturna atraen a miles de personas al año.
El ruido y los constantes problemas por alcohol llevaron a que el gobierno local impulse el programa ‘Illes Sostenibles’, que incluye el impuesto de turismo sostenible, el cual deben pagar todos los huéspedes de las islas por cada pernocta. Va desde 1 euro en hostales hasta 4 euros en hoteles de 5 estrellas.
Además, hay otras medidas en este programa, aplicadas en las zonas con mayor turismo: no se permite el consumo de alcohol en vía pública, se han prohibido las ofertas que promuevan el consumo de bebidas alcohólicas (como happy hour o 2x1), las party boats no pueden acercarse a la costa a menos de una milla náutica y las tiendas no pueden vender alcohol entre las 9:30 p.m. y las 8:00 a.m.
Al sur de Croacia, la ciudad amurallada de Dubrovnik, conocida como la ‘Perla del Adriático’ es el principal destino turístico del país en cuanto a recepción de turistas extranjeros, debido a su bonito casco antiguo (Patrimonio de la Humanidad) con calles empedradas, palacios, iglesias y monumentos de estilo gótico, barroco y renacentista.
No obstante, tanto visitante agobia a los locales. Por ello, desde 2018 se puso en marcha el plan ‘Respect the City’, en el cual se limita la cantidad de cruceros que pueden atracar en la ciudad, el número de pasajeros que pueden desembarcar e incluso la prohibición de pasear sin camiseta en calles de la ciudad vieja.
Además, desde el verano de 2023, el alcalde Mateo Frankovic anunció una medida que puede resultar insólita: vetó las maletas de ruedas en el casco antiguo, debido a que provocan mucho ruido y molestan a los habitantes.
Ahora deben llevarse en la mano o utilizar los puntos de recogida que habilitó el ayuntamiento, aunque este servicio tiene costo.
Venecia es una de las ciudades más bellas, famosas y visitadas del mundo, pues ha llegado a recibir hasta 170,000 turistas diarios. Es el destino soñado para muchos por sus palacios, galerías, museos y románticos canales. Eso sí, también es una urbe muy pequeña (de unos 49,000 habitantes) y frágil por su antigüedad y entorno natural.
Cansados del turismo masivo, en 2017 se prohibió la creación de nuevos hoteles en el centro histórico y se limitó la llegada de cruceros a la ciudad, pues las grandes embarcaciones provocaban daños en el lecho marino y en la arquitectura.
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A partir de 2024, los grupos turísticos no podrán tener más de 25 personas, los guías no podrán hacer uso de megáfonos y se impuso una tarifa de acceso a la ciudad para turistas de un solo día, quienes deberán pagar 5 euros si desean conocer la ‘Serenísima’.
El Monte Fuji no solo es la cumbre más alta de todo Japón, sino que es considerada una montaña sagrada desde cientos de años atrás, por lo que es uno de los principales símbolos de la cultura e historia japonesa y está en la lista del Patrimonio de la Humanidad.
En años recientes, ha habido un incremento de turistas, senderistas y escaladores. Lamentablemente, también han traído mayor cantidad de basura, incendios, incidentes en el camino o hasta ‘embotellamientos’ humanos.
Por ello, a partir del 1 de julio de 2024, las autoridades anunciaron una nueva tarifa de acceso de 2,000 yenes (unos $220 pesos mexicanos), la presencia de guías a través de la montaña, la instalación de una puerta de entrada en el sendero Yoshida (el más utilizado) y, quizá la medida más importante, es que se limitó el número de visitantes diarios a un máximo de 4,000.
Como dato curioso: en una calle del pueblo Fujikawaguchiko se levantó una malla oscura que impide la vista al Monte Fuji, debido a que los turistas faltaban a las reglas de tránsito e incluso subían a los tejados de las casas con el fin de tomar una foto de la montaña.
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