Estamos a unos días de que se cumplan 20 años de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. En el 9/11, 19 militantes asociados con la organización terrorista al-Qaeda cometieron ataques suicidas a bordo de cuatro aviones que fueron estrellados en diferentes partes del país.
Aproximadamente 2 mil 750 personas murieron en Nueva York, 184 en El Pentagono y 40 en Pensilvania, de acuerdo con la Enciclopedia Británica. Se trató del ataque terrorista más mortífero en la historia de Estados Unidos. Nunca antes se había cometido un ataque múltiple en ese país y, para entonces, en el resto del mundo no había ocurrido algo así en 30 años.
Resultan prácticamente incontables las consecuencias sociales, de salud, políticas y económicas que se produjeron tras los atentados del 11 de septiembre. El turismo es solo una de las industrias que fue impactada de manera permanente.
A continuación, enlistamos algunos datos que muestran cómo el 9/11 permeó los viajes internacionales, tanto de manera inmediata como a largo plazo.
1. Las actividades aéreas se detuvieron
Cuando los controladores de vuelo vieron que un segundo avión se había estrellado en el World Trade Center, según relata el sitio web canadiense Global News, quedó claro que no se trataba de un accidente, pero no había manera de saber cuántos aviones más habían sido o serían atacados.
La Administración Federal de Aviación (FAA) tomó la decisión sin precedentes de ordenar que todas las aeronaves en el espacio aéreo estadounidense aterrizaran de inmediato, en donde fuera posible. Aproximadamente 4 mil aviones que estaban viajando en ese momento acataron la orden.
En ese entonces despegaban entre 36 mil y 40 mil vuelos diarios en Estados Unidos, y viajaba en avión más de un millón y medio de personas todos los días, indicó CNN en su momento.
En esta animación del Museo Nacional del Aire y el Espacio del Instituto Smithsoniano puedes darte una idea del impacto que la decisión tuvo.
Por seguridad, en Canadá y México se adoptaron medidas similares durante ese día, según el sitio web Hosteltur. Antes de que cerraran las operaciones en Canadá, miles de pasajeros aterrizaron en su territorio cuando sus vuelos fueron desviados.
En nuestro país vecino, las operaciones aéreas se retomaron de manera limitada hasta el 14 de septiembre. Muchos de los primeros vuelos ni siquiera tenían pasajeros. Ese día de reinicio, el Aeropuerto de Hartsfield Jackson (Atlanta), uno de los más ocupados del país, tuvo 12 despegues pero ninguno con viajeros.
2. Errores de seguridad
En el informe final de la Comisión Nacional sobre los Ataques Terroristas en los Estados Unidos, un documento con más de 500 páginas dado a conocer en 2004, pueden leerse fallas en los protocolos de seguridad de ese entonces. Estas son algunas de ellas.
-De los cinco atacantes que abordarían el vuelo 11 de American Airlines, tres fueron seleccionados para una revisión de equipaje adicional en el filtro de seguridad; lo que esta selección significaba era que su maleta documentada no estaría con ellos y la subirían al avión después del abordaje, lo cual no intervino con sus planes. En un vuelo previo, otro de los atacantes había pasado por la misma selección adicional.
-En el vuelo 77 de American Airlines, dos de los atacantes fueron seleccionados para un escrutinio extra por parte de un representante de la aerolínea en mostrador, debido a que uno de ellos no tenía identificación con fotografía, lo cual le pareció sospechoso al representante; sin embargo, no hubo consecuencias que afectaran sus planes. Uno de estos atacantes activó dos alarmas al pasar por los filtros de seguridad.
-En el vuelo 77, otros dos atacantes activaron el primer detector de metal en el filtro de seguridad del aeropuerto. Uno de ellos activó también el segundo, por lo que pasó una revisión manual por parte de un oficial; aun así pasó la inspección.
-En su momento, los encargados de las revisiones no recordaron nada fuera de lo común. Se entrevistó a un experto en seguridad para revisar el material disponible en video y él encontró que el trabajo llevado a cabo ese 11 de septiembre había sido “marginal, a lo mucho”; añadió que el responsable debía haber resuelto qué activó las alarmas, pero claramente no lo hizo.
3. Las filas se volvieron más largas
Según relata Janet Bednarek en un artículo del sitio web The Conversation US, a mediados de los años noventa podía hallarse a casi 130 kilómetros del aeropuerto más cercano a su ciudad (Daytona, Ohio) y ponerse en camino poco más de dos horas antes de un vuelo, sin el menor temor de quedarse fuera del abordaje. Cuando las revisiones en los aeropuertos incrementaron, algo así se volvió impensable.
Un estudio del sitio web especializado Upgraded Points señala que, con nueve minutos de espera en promedio y 26 como máximo, el Aeropuerto de Salt Lake City (Utah) es el más rápido de Estados Unidos en cuanto a filtros de seguridad en aeropuertos muy ocupados. El más lento del país es el de Newark Liberty, en Nueva Jersey, con 23 minutos de espera en promedio y 60 minutos como máximo.
Cuando las largas filas ante los filtros de seguridad en el aeropuerto se volvieron un problema, se crearon programas de viajero confiable como PreCheck y Global Entry (que aplica para viajeros internacionales). Con estos programas puedes agilizar tu paso por los filtros a cambio de un pago y otorgar información que incluye tus hábitos de viaje. De acuerdo con AP, existen más de 10 millones de turistas inscritos tan solo en el programa PreCheck, dedicado exclusivamente a ciudadanos estadounidenses o residentes permanentes.
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4. Antes podías pasar los filtros sin pase de abordar
Antes del 9/11 , era posible pasar los filtros de seguridad aunque no fueras a volar y acompañar a tus seres queridos hasta el momento previo de cruzar la puerta de abordaje. Actualmente esto no es posible en casi ningún destino del mundo.
Desde 2017, cuatro aeropuertos estadounidenses han desarrollado programas para que algunas personas puedan acceder a las salas de última espera sin necesidad de un pase de abordar. Se entregan de manera muy limitada y, en algunos casos, el servicio únicamente se presta a ciudadanos estadounidenses.
5. Nació la TSA
Dos meses después de los ataques, George W. Bush firmó la creación de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA), la institución que regula la inspección de todos los aeropuertos del país. Antes de su existencia, había compañías privadas que eran contratadas de manera independiente, de acuerdo con la agencia AP. La TSA no solo trabaja dentro de Estados Unidos, sino está involucrada en vuelos relacionados con su país a nivel internacional.
En un solo día, la agencia gubernamental puede dar servicio a más de 2 millones de pasajeros (cifras de 2021). Puede revisar hasta 4.9 millones de piezas de equipaje de mano diario (cifra de 2017).
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6. El “no fly list”
Se le llama “no fly list” o, literalmente, “lista de no volar”, al conjunto de personas que están vetadas de volar hacia o desde Estados Unidos . Es un reporte que forma parte de una gran base de datos llamada Terrorist Screening Database, la cual contiene la información de identidad de los individuos que son sospechosos de terrorismo o son terroristas conocidos. Esta base de datos es administrada por un centro de inteligencia del FBI llamado Terrorist Screening Center.
La TSA es una de las agencias gubernamentales de Estados Unidos que tienen acceso al no fly list.
Antes del 9/11 , este sistema no se encontraba tan desarrollado. En la actualidad, las labores de inteligencia comienzan desde que una persona hace una reservación hasta que llega a su destino.
Uno de los errores detectados por la Comisión Nacional sobre los Ataques Terroristas en los Estados Unidos, según explica la Enciclopedia Británica, consistió en que dos de los atacantes habían sido rastreados desde antes por la CIA por asistir a un encuentro entre organizaciones terroristas en enero del 2000. Aun así, ambos lograron abordar un avión con sus nombres reales. Esto se debió a que la CIA no alertó al FBI sobre la identidad de sospechosos de terrorismo, lo cual hubiera sido crucial para localizarlos al estar dentro del país.
7. Medidas que aparecieron
Además de que se volviera un requisito tener un pase de abordar para acceder a las salas de última espera, tras los atentados del 11 de septiembre aparecieron nuevas medidas, como sacar algunos artículos del equipaje de mano para facilitar la revisión por las bandas de escáner, o retirarse cinturones y zapatos. Tampoco está permitido llevar objetos que podrían usarse como armas, así como los cutters que los atacantes utilizaron.
En 2013 la TSA propuso que los pasajeros pudieran llevar navajas de bolsillo y otros objetos prohibidos, pero la idea fue abandonada tras las quejas de comisarios aéreos y sobrecargos.
8. Disminuyeron los viajes internacionales
De acuerdo con una publicación de 2010 por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Estados Unidos experimentó una caída inmediata de llegadas de viajeros internacionales tras los atentados del 11 de septiembre. Esto se debió a las preocupaciones por la seguridad aérea y, en parte, por la percepción de que las políticas respecto a visas se habían vuelto más restrictivas.
Antes de los atentados, la cifra casi llegaba a los 6.5 millones de viajeros extranjeros anuales, pero en 2002 alcanzó su punto más bajo, de aproximadamente 3.5 millones. El número de llegadas comenzó a recuperarse en 2003 y, finalmente, en 2007 alcanzó niveles similares a los que existían antes de los ataques.
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