Si te pedimos que describas a un fantasma japonés, lo más seguro es que no tengas que esforzarte para poner la imagen en tu mente: una mujer vestida de blanco, con el pelo largo tapándole parte del rostro y la vista hacia el suelo. Puedes añadir detalles de película hollywoodense, como una cara maligna u horribles cicatrices, pero los elementos principales no cambian y ya están muy bien cimentados en el imaginario colectivo.
Sin embargo, es muy poco lo que realmente se sabe en los países occidentales sobre la cultura y tradición que envuelve a los yurei, o fantasmas japoneses. De hecho, desde hace muchos siglos las historias sobrenaturales habitan de manera permanente en las artes, la cultura y la tradición oral nipona.
Hoy en Destinos te dejamos 10 datos acerca de los yurei. Es apenas una probadita para que conozcas más sobre esta cultura y, la próxima vez que veas una película de j-horror, tu perspectiva sea más completa.
1. Un yurei es un fantasma o alma en pena, que deambula por el mundo de los vivos y, por lo general, desaparece cuando logra sus objetivos.
En un texto para la Universidad de Dalhousie, la investigadora Cora Requena Hidalgo explica que según su origen en la religión budista, el espíritu (reikon) de un ser humano se transforma en yurei cuando tiene una muerte violenta o una carga emocional fuerte en el momento del fallecimiento; también puede serlo si a la persona no se le realizaron los ritos funerarios correspondientes.
Foto: Wikimedia Commons/
2. Tradicionalmente un yurei viste de blanco y en ocasiones lleva un pañuelo blanco atado a la frente (acorde a los ritos funerales budistas), de acuerdo con Cora Requena. Llevan el pelo largo y suelto, además de los brazos colgando de manera inerte. En el periodo Edo (1603-1868) de la Historia japonesa se les imaginó sin pies, por lo que aún en la actualidad es común verlos representados así.
3. En la literatura, teatro y narración oral existen muchos tipos de yurei con características y niveles de malignidad distintos entre sí. Esto se debe a la mezcla cultural que dio forma a este tipo de relatos fantasmales, explica Cora Requena; tienen elementos del budismo y el sintoísmo, religión autóctona de Japón.
Estos son algunos tipos de yurei.
-Ubume. Es la representación de las madres que mueren al parir o cuando su niño es pequeño. Se transforman en fantasmas para asegurar que un ser humano cuide de su hijo.
-Goryo. El fantasma de alguien que fue aristócrata y busca vengarse de quien le hizo daño en vida. Este tipo de espíritus puede desencadenar desastres naturales, como pérdida de cultivos, incendios y terremotos.
-Funayurei. Son los espíritus de quienes mueren en el mar. Si el fantasma en cuestión logra ahogar al tripulante de una embarcación, puede renacer y abandonar el océano.
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4. Los onryo son los fantasmas japoneses más conocidos en países occidentales, por eso merecen su mención aparte. La razón: suelen ser utilizados como elemento narrativo en las películas de terror japonesas que llegan a Occidente (o sus remakes hollywoodenses, claro). Se caracterizan por una búsqueda permanente de venganza por el mal que les hicieron en vida. La diferencia con otros yurei es que su labor destructora continúa después de haber cumplido el objetivo, sin importar a quien hagan daño.
Los onryo fueron muy importantes inicialmente para propagar la doctrina budista, ya que encarnan a las almas poseídas por un tipo de pasión, como el odio o los celos.
Los personajes de “Sadako” (“El Aro”) y “Kayako” (“La maldición”) son ejemplos de onryo.
Foto: Wikimedia Commons
5. Desde el periodo Nara de la Historia japonesa (años 710-794), comenzaron a desarrollarse las narraciones de fantasmas en su literatura, dice Cora Requena Hidalgo. En esos relatos se mezcla la religión sintoísta con elementos culturales de otros países como China.
6. Aunque el resto del mundo interpreta la palabra “yurei” como “fantasma”, en realidad la traducción no te dice nada sobre la historia, el folclor y las implicaciones religiosas que el termino japonés conlleva. En realidad se trata de seres completamente independientes a lo que en países occidentales entendemos como fantasma, afirma el libro “Yurei: the Japanese ghost”, de Zach Davisson.
El autor explica que en nuestra cultura popular los fantasmas son usados como un instrumento narrativo: aparecen para asustar en películas de terror, para conmover en películas románticas o dramáticas y hasta para hacer reír en una comedia. Un yurei, en cambio, sigue ciertas reglas ligadas a siglos de tradición. Y, para la mayoría de los japoneses, son algo muy real.
"El fantasma de Oyuki", de Maruyama Okyo. Foto: Wikimedia Commons
7. “El fantasma de Oyuki”, creado en 1750, es conocido como el primer retrato de un yurei (es decir, el primer yurei-e). Es obra de Maruyama Okyo, un famoso pintor que fundó su propia corriente artística y fue el primer japonés en usar modelos desnudos.
Oyuki era una geisha originaria de la ciudad de Otsu, quien murió siendo joven. Se dice que era amante de Okyo. Una noche la mujer se le apareció al pintor, observándolo tranquilamente mientras él permanecía en su cama. Tal vez nunca sabremos si se trató de un sueño, una alucinación causada por la pena o un fantasma, pero Okyo pintó a la mañana siguiente su obra más famosa.
Es posible que al día de hoy la imagen no te resulte muy impresionante, pero esta sencilla pintura se convirtió en la representación de cómo lucía un yurei: piel completamente pálida, pelo negro y denso cayendo sobre el rostro, además de un cuerpo que se difumina hasta desaparecer después de su cintura. Como te habrás dado cuenta, este arquetipo sobrevivió hasta las películas de terror japonesas contemporáneas.
Aunque Okyo había hecho pinturas para emperadores y shoguns, ninguna de sus obras trascendió tanto como “El fantasma de Oyuki”. Durante su vida pintó otros retratos yurei-e por encargo de familias que deseaban recordar a un ser querido.
"Retrato de Oiwa", de Utagawa Kuniyoshi. Foto: Wikimedia Commons
8. Yotsuya Kaidan es una de las historias de yurei más famosas que existen. Inició como una obra de teatro kabuki representada por primera vez en 1825, pero ha tenido numerosas versiones, ha llegado al cine y ha sido retomada de manera libre por obras de anime o películas como “La maldición”.
Cuenta la historia de Oiwa, una mujer que es envenenada por su esposo, Iemon, porque éste desea casarse con la hija de un hombre rico. Oiwa queda desfigurada por el envenenamiento, pero posteriormente es asesinada con una espada. Para vengarse, Oiwa regresa como un onryo: engaña a Iemon para matar a su nueva esposa durante la noche y luego lo atormenta en diversas ocasiones, como seduciéndolo con el aspecto de una mujer hermosa para después convertirse en un fantasma deforme.
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"Okiku" de Yoshitoshi Ogiku. Foto: Wikimedia Commons
9. Otra de las leyendas de fantasmas más famosas, cuyo origen se desconoce, es “La casa del plato en Bancho”. Habla sobre una chica llamada Okiku, quien trabaja lavando los platos en el Castillo de Himeji. Un samurái se obsesiona con ella y, en un intento por poseerla, esconde una pieza perteneciente a un juego de 10 platos y le pregunta a Okiku qué pasó con ella. La sirvienta, sabiendo que el robo se castigaría con la muerte, busca desesperadamente el plato pero no lo encuentra. Es entonces que el samurái le ofrece su ayuda a cambio de que sea su amante, pero Okiku se niega; como castigo es arrojada a un pozo, donde muere.
Se dice que el fantasma de Okiku aún vaga por el castillo, contando platos en busca de la pieza perdida. Si alguien la escucha contar, aunque sea brevemente, cae enfermo; si escucha la cuenta completa, muere.
La trama de “El aro” es una especie de adaptación muy libre de la historia de Okiku.
10. Los yurei tienen su propia festividad: el Obon. Esta celebración japonesa de origen budista, que se realiza en verano, está dedicada a los espíritus de quienes ya emprendieron el largo viaje, cuenta el libro de Zach Davisson. De manera similar a nuestro Día de Muertos, se cree que durante el Obon los límites entre el mundo de los vivos y muertos se difuminan.
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