¡Por fin! Después de algunos años de espera, el Acuario Michin de Parque Tepeyac (el más grande de México), abrió sus puertas. Y, aunque se encuentra en fase de preinauguración, ya se puede disfrutar de la mayoría de sus atracciones y espacios.
Fuimos a conocer este nuevo atractivo del norte de la ciudad y, personalmente, quedé sorprendido, así que aquí te cuento 10 cosas que quizá no sabías de este atractivo que es más que un acuario.
Desde el pasado viernes 13 de octubre, el Acuario Michin de Parque Tepeyac comenzó a recibir visitantes tras un par de años de espera, retrasos y mucha expectativa.
Celebrando esta etapa de preinauguración, como lo anuncian en sus redes sociales, se lanzó una promoción en el costo de entrada, que regularmente será de $349 por persona. Por ahora saldrá en $299 (por tiempo limitado).
Toma en cuenta que el acuario abre de 12:00 p.m. a 8:00 p.m. Recomiendo llegar temprano, pues el número de entradas es limitado y sujeto a disponibilidad.
Al entrar, te entregarán un mapa… y vaya que lo necesitarás. Tendrás que de realizar 3 actividades en cada zona y buscar una máquina de sellos. Te darás cuenta del cómo se divide el recorrido mediante ecosistemas: arrecife, bosque, pingüinario, mar abierto, Lab Michin (una especie de laboratorio), selva y ríos y lagos.
No todo son animales acuáticos. También hay guacamayas, capibaras, ranas, serpientes, reptiles, tarántulas, abejas, flamencos, cuyos y muchos más.
Cada área tiene sus estanques o corrales con distintas especies (son más de 300 en total); algunas actividades interactivas; infografías y todo está tematizado acorde al entorno del que se habla. ¿Mi favorito? Es muy difícil de elegir, pero me decanto por el 'mar abierto', pues ahí están los tiburones.
Llegamos, con los ‘reyes’ del océano (al menos para mí). Por supuesto, no esperes tiburones blancos ni ballenas, pero sí de puntas blancas, gata, leopardo y bambú. Hay una parte donde estás debajo del estanque, con cristales para observarlos. En medio, pasa un túnel transparente que puedes atravesar y ver cómo nadan por encima de ti.
Hay muchísima información en las paredes del acuario y cientos de datos curiosos. Esto bien podría ser otro punto de la lista, pero te compartiré únicamente un par sobre el tiburonario (también para que descubras los demás cuando vayas). Resulta que el estanque de tiburones utiliza 1.2 millones de litros de agua, la cual es reutilizada y limpiada para una buena calidad de vida de las 20 especies que viven ahí.
Va el otro: ¿sabías cómo se dice tiburón en distintas lenguas indígenas? 'k’an xok' en maya, 'michtlakkuahtli' en náhuatl, 'mani dush niss doo' en zapoteco y 'tziaká ndaku' en mixteco.
Hay varias zonas de interacción con distintos animales, particularmente aquellos bajo programas de cuidado y conservación. Algunas son gratuitas y otras tienen costo adicional. Por ejemplo, en el aviario podrás convivir con decenas de amigables periquitos australianos y gallinas japonesas.
Eso no tiene precio (literal), así como interactuar con cabras, capibaras, cuyos, peces doctor que te ‘limpian’ la piel muerta de los dedos y flamencos. Por $150 pesos, puedes entrar a una cabina con unas martuchas o darle de comer a las rayas.
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Próximamente, habrá contacto con pingüinos y lémures. Me contaron que estos últimos aún están en entrenamiento, por lo que aún no está disponible esta experiencia.
Arriba advertía que el Acuario Michin es más que un acuario. Y es que, desde la entrada, en la zona de bosque vi unos puentes colgantes y mallas que pasan por arriba de los estanques. Recorrerlos es toda una odisea. Para ir a la planta baja, puedes hacerlo por un tobogán o en el área de ríos y lagos hay algunos juegos y toboganes infantiles. Pero eso no es todo.
Los animalitos están en la planta baja y nivel 1, mientras que el nivel 2 es un parque de aventuras. Lanzamiento de hachas, boliche, un circuito de puentes colgantes y juegos aéreos, mini golf, pista de patinaje, muros de escalar, un circuito de trampolines, gotcha, caja de bateo de baseball, tiro al blanco y hasta un snack bar es lo que ofrece.
Algunas actividades también tienen costo adicional. Como los brincolines, donde pagarás $35 por unos calcetines antiderrapantes; el boliche, $70 por 10 intentos; o el tiro al blanco en $35 pesos. Como puedes ver, no es tan caro.
Las áreas de interacción suelen ser con animalitos o especies que el acuario protege y ha rescatado. A un lado de los lugares donde están, hay carteles que comparten información relacionada.
Por ejemplo, tienen un programa de reproducción de ajolotes; han rescato 133 cuyos de una familia que los dejó reproducir sin control; y el caso de los capibaras, que en 2020 fueron encontrados heridos en Chiapas tras la volcadura de un camión que los transportaba de manera ilegal. Michin los recibió, los cuidó y hoy pueden verse un par en el acuario.
Me considero fan de los ajolotes por su ternura, sus capacidades físicas y su valor cultural desde tiempos prehispánicos. Fue emocionante ver que en el Acuario Michin existe un espacio dedicado a este animalito endémico de México.
Está decorado con papel picado, paredes coloridas llenas de información y una más que asemeja el arco de una trajinera. En esta parte, observarás distintas coloraciones del animalito, como el de Pátzcuaro, el dirty manchado o melanístico.
Al fondo de la zona al aire libre, donde se encuentra el ecosistema de ríos y lagos, se encuentra la granja interactiva Achcalli. Es muy pequeñita, pero linda.
Ahí, hay corralitos con mini pigs, conejos, y tendrás chance de entrar 5 minutos en el corral de las cabras. La mayoría son bebés o muy jóvenes, aunque también hay una más grande. Son muy dóciles.
En el nivel 1 del acuario, a la entrada de la zona del bosque, encontrarás una curiosa tienda de campaña de estilo teepee.
Resulta que es el ‘campamento de leyendas’. Por fuera, un cartel avisa que en su interior hay una proyección que relata 3 leyendas prehispánicas: la del colibrí, la del conejo en la Luna y la de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl. Al entrar, tienes que recostarte en una especie de camastro de madera y mirar hacia el techo, como si las leyendas las contara el cielo.
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Fue una muy bonita experiencia, especial para mi, porque me encanta la mitología, los relatos y las cosmogonías prehispánicas. Duró unos 10 minutos.
Realmente, falta muy poquito por abrir y operar en el Acuario Michin. Durante el recorrido (que fue de unas 4 horas pero que puede ser de más), solo vi dos espacios con mantas que anunciaban ‘próximamente’.
El primero es el pingüinario, que por lo que se alcanza a ver, tendrá pingüinos de Humboldt, una zona de interacción con ellos y una actividad llamada ‘Pinta tu pingüino’. La otra zona aún inhabilitada es el estanque de las medusas.
Seguramente esta publicación me queda muy corta para describir todo lo que el Acuario Michin de la CDMX puede ofrecer, así que te invito a que lo conozcas y lo recorras de arriba a abajo. Lo vale.
El acuario está dentro del centro comercial Parque Tepeyac, en Avenida Ingeniero Eduardo Molina 6730, colonia Granjas Modernas, en la alcaldía Gustavo A. Madero, al norte de la CDMX.
Llegar es muy fácil. En Metro, la estación más cercana es Martín Carrera (de las líneas 4 y 6). Un poco más lejos está Talismán, de la línea 4. Ambas te dejan a unas cuantas calles.
En Metrobús, puedes llegar a través de las líneas 5 y 6; específicamente en las estaciones Río de Guadalupe (línea 5) y San Juan de Aragón (líneas 5 y 6). Las dos están frente a Parque Tepeyac.
Facebook ‘Acuario Michin Ciudad de México’.
Instagram: @acuariomichin.ciudaddemexico.
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