Último Guerrero es apodado como el "luchador de otro nivel", aunque esté en la "esquina del mal" es de los gladiadores más apoyados y ovacionados de la afición, hecho que le sorprende y a la vez lo goza porque eso no estaba en su mente.
"Yo quería ser el rudo más odiado, hice lo imposible y el mayor esfuerzo por caerle mal a la gente, pero hoy las personas salen contentas aunque yo gane con trampa, la gente disfruta del luchador, sea rudo o sea técnico, esa es la evolución de la lucha", comentó a EL UNIVERSAL Deportes.
Cada que la canción "We Will Rock You" suena en la Arena México un gran sector de los asistentes comienza a gritar y aplaudir, porque saben que Último Guerrero está por entrar para interactuar con ellos.
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"Soy un rudo con mucha alegría cuando salgo al ring, la canción me refleja al seguir ciertos movimientos es la pasión que transmito y que es recíproco con la gente, aunque quiero caerles gordo me siguen aplaudiendo", dijo el de Gómez Palacio, Durango.
Aunque reconoce que los pocos que los abuchean en realidad le están inyectando más amor a ser rudo, "esos gritos en contra me dan poquita vida".
Fue hace nueve años, durante el 81 aniversario del Consejo Mundial de Lucha Libre cuando Último Guerrero perdió la máscara ante Atlantis, evidentemente la caída marcó su carrera, pero bajo la mentalidad de "la mayor enseñanza de la humanidad son las derrotas, cuando te caes, es bonito levantarte, regresar a la batalla sin miedo" se ha manejado para seguir siendo de los luchadores que viernes a viernes están en la 'Catedral de la lucha libre'.
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"La clave es dedicarle horas de preparación en el gimnasio", pero más allá de la condición física busca conocerse para seguir generando un gran espectáculo dentro del ring.
"Entreno nuevos castigos, conforme la evolución de mi cuerpo, porque ya no se mueve como cuando tenía 18 años, tengo que acomodar (el castigo) a cómo mi cuerpo me permite moverme", concluyó 'el último de su estirpe'.