Con ocho años de edad, de los Lobos entendió que la única forma de pasar tiempo al lado de su madre, la icónica gladiadora mexicana Marcela, era sobre un cuadrilátero.

Objetivo por el que trabajó incansablemente, incluso enfrentando la negativa de su mamá, quien —pese a ser su mayor inspiración— fue la primera en intentar poner un alto en su carrera dentro del pancracio.

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“Mi mamá siempre estuvo luchando. Ella me decía que no dijera su en la escuela. Mucho tiempo no estuvo conmigo por estar trabajando, y las ganas de estar con ella me hicieron acompañarla a todos lados; uno era el gimnasio. La veía y quería replicar todo, ella me quería cuidar de las lesiones”, comentó, en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes.

La joven luchadora del Consejo Mundial compartió un momento que siempre tiene presente en la mente y es ejemplo de lo difícil que fue llegar y convencer a su mamá: El debut.

La noche del 30 de marzo de 2014, la propia Marcela le dio una golpiza que la hizo poner en duda su continuidad.

“Me vieron cualidades, pero mi mamá se rehusó e hizo lo imposible para que no estuviera aquí. Ella me daba largas, hizo todo para evitar mi debut, y hace poco tiempo me dijo que me pegó muy feo en mi primera lucha para hacerme renunciar, algo que logró de manera momentánea”, añadió. “Pero no me di por vencida”.

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