Con un guante negro en su mano izquierda, Sanely, una de las máximas exponentes de la categoría femenil en el Consejo Mundial de Lucha Libre, rinde homenaje en el cuadrilátero a su padre, el histórico gladiador Mano Negra, quien cautivó las arenas de México durante 46 años de carrera, un legado y pasión que heredó a la joven esteta desde corta edad.
Con la negativa en primera instancia de la familia, pero la apertura con la obtención de su título universitario —la gran petición de su papá para entrenar—, cumplió con la primera misión: “Crecí en las arenas, soy la primera mujer y desde siempre fue un objetivo estar aquí. De inicio mi papá me dijo que no, que me pusiera a estudiar. Soy licenciada en psicología y al terminar mi carrera, con el título en la mano no pudo negarse a dejarme entrenar”, compartió en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes.
La Dama del Guante Negro, quien presume cada vez que sube al cuadrilátero, del lado izquierdo de su máscara parte del antifaz de su padre, negó sufrir rechazo al momento de llegar a los encordados, pero reconoció el esfuerzo de muchas compañeras que en el pasado lucharon esas batallas contra el machismo. “Soy parte de las luchadoras que ahora disfrutan de una disciplina sin rechazo. Nunca caímos en un conformismo, las mujeres seguimos picando piedra. Admiro a las pioneras y siempre estaré agradecida por su esfuerzo”, añadió.
Sanely, vigente campeona nacional femenil, pidió a las jóvenes que sueñan con llegar al profesionalismo, no bajar los brazos y tener disciplina para alcanzar sus metas.