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Como si lo hubiera escrito un guionista de Hollywood. Robinson Canó, futuro Salón de la Fama del mejor béisbol del mundo, se estrenó este domingo ante los Yankees de Nueva York, equipo con el que ganó el anillo de Serie Mundial que pende de su mano derecha.
El pelotero dominicano aprovechó un descuido del abridor neoyorquino, Tanner Tully, para impactar a la de 108 costuras en la mera cara y colocarla en el jardín derecho.
Tras el impacto, Canó no se guardó nada, primero volteó con la grada escarlata, que saltó en júbilo viendo a sus Diablos adelantarse ante la casaca más imponente del béisbol de Grandes Ligas.
Llegando a la caseta, el sombrero se convirtió en protagonista. Canó recibió el cariño de todos sus compañeros, rendidos ante su experiencia, y también ante el batazo de cuatro esquinas, para colocarse el sombrero de charro.
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