La popularidad de la Liga Mexicana de Beisbol traspasa fronteras y, en un pequeño nacido en República Dominicana, despertó el interés de algún día llegar a jugarla. Luego de 34 años, el legendario Robinson Canó cumplió su deseo.
“De niño, siempre decía que me gustaría jugar por lo menos un mes en México, pero gracias a Dios jugué un año”, recordó, en exclusiva con EL UNIVERSAL Deportes.
El originario de San Pedro de Marcorís se incorporó a los Diablos Rojos del México en marzo, como uno de los refuerzos estelares de los capitalinos y toda la LMB.
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Conforme avanzaron las semanas, encaminó a la novena al título. Individualmente, fue líder de hits y se proclamó campeón bateador, logros que lo convirtieron en el Jugador Más Valioso de la temporada, un reconocimiento especial en su exitosa carrera.
“Ser el MVP significa bastante, ocupa un lugar importante en mi corazón. Estuve bendecido con ese trabajo que hice de manera individual y en colectivo, porque fue para ganar un campeonato”, agregó el expelotero de Grandes Ligas.
Canó presume en su historial de títulos una Serie Mundial con los Yankees, la Serie del Caribe y el Clásico Mundial con República Dominicana; sin embargo, colaborar para que los Pingos acabaran la sequía de 10 años sin conquistar la Serie del Rey fue inolvidable.
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“Me siento súper contento y agradecido por la oportunidad que me dieron de pertenecer a los Diablos”, aseguró el segunda base.
Robinson finalizó su contrato con los escarlatas luego de levantar el trofeo de campeón en la LMB, regresó a su país natal y —de momento— no tiene definido si extenderá el sueño de jugar en México.
“Voy a estar en la Liga de Invierno [de República Dominicana], voy a ver cómo me siento física y mentalmente; luego, decidiré qué hacer”, puntualizó el beisbolista.