El 21 de septiembre de 1990, la lucha libre vivió —en la mítica Arena México— una noche histórica, que tuvo como protagonistas al Rayo de Jalisco Jr. y Cien Caras.
Una batalla máscara contra máscara entre gladiadores con una fuerte rivalidad, que causó un resurgimiento total en el pancracio durante la década de los 90, aunque estuvo muy cerca de convertirse en tragedia, por el sobrecupo en el recinto.
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Velada que se mantiene fresca en la memoria del Rayo de Jalisco Jr., quien —pese a los años— no olvida la emoción de ese momento.
“Fue algo increíble. Jamás he visto tanta gente; no pude llegar con el auto y caminé. La afición me apoyaba desde la calle, tenía mucho nervio. Con el paso de las luchas, nos decían del sobrecupo y caída de bardas. Llegué al pasillo y me cargaron los aficionados al ring”, compartió, en entrevista exclusiva con El UNIVERSAL Deportes.
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La Noche del Guitarrazo, como es recordada la lucha por los aficionados (debido al fuerte impacto de una guitarra en la cabeza del hijo de Max Linares), provocó preocupación en el legendario gladiador tapatío, en la lucha más difícil de su carrera.
“[Cien Caras] me recibió con un guitarrazo... El hombre se la quitó a un mariachi y me la rompió en la cabeza. Yo estoy feliz por el récord que logramos y por salir con la victoria”, rememora.
Con la tercera palmada en la lona, y la mano en alto, el Rayo de Jalisco Jr., quien en 2023 cumplió 48 años de carrera, reiteró el orgullo por labrar su propio camino y hacer historia en la disciplina que le enseñó su padre: “Escribí mi nombre con letras de oro en la historia de la lucha libre mexicana”.
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