La historia del deporte mexicano está llena de momentos de esfuerzo, perseverancia y lucha. Palabras que definen la carrera del marchista Raúl González, histórico doble medallista olímpico en Los Ángeles 1984.
Y quien, luego de tres ciclos fallidos, jamás se dio por vencido y como recompensa alcanzó el punto más alto del deporte al ganar la medalla de oro en los 50 kilómetros de marcha y la presea de plata en los 20.
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Instantes inolvidables para el ahora entrenador, quien —en conversación con EL UNIVERSAL Deportes— se dijo orgulloso de su trayectoria deportiva y de esa tarde del 11 de agosto de 1984, en el Memorial Coliseum.
“Al llegar a la meta, recordé tanto trabajo que había hecho. No puedes cometer errores en momentos así. Es un recuerdo inolvidable, cambió mi vida. Finalmente, logré lo que de muy joven anhelaba y soñaba. Siempre se aprende más de los fracasos que de los éxitos, alcancé lo que todo atleta desea: Ser el mejor en unos Juegos Olímpicos”, compartió.
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González, quien después de casi 40 años se emociona al ver su competencia y recibe con cariño las muestras de aprecio de la sociedad, pidió ser siempre recordado como un tipo trabajador y que cumplió su mayor sueño.
“Me gustaría ser recordado como un hombre trabajador, ser inspiración”, dijo.