El París Saint-Germain está realmente dispuesto a traspasar a su estrella Kylian Mbappé este verano, según insiste el club en la prensa francesa, incluso si eso supone comenzar un nuevo proyecto deportivo a partir de cero.
Después de que el jugador confirmase el pasado lunes su deseo de no renovar su contrato y dejar el club al final de la próxima temporada, el PSG reitera su objetivo de no permitir que su jugador insignia, uno de los mejores del mundo, se marche gratis.
"La puerta estará abierta. Hemos comenzado la fase 2 del nuevo proyecto, que se basa sobre el colectivo y no sobre lo individual. Si tenemos que reconstruir, lo haremos", asegura una fuente del club este miércoles en L'Equipe.
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El mismo mensaje se destila en Le Parisien, medio predilecto del PSG para enviar sus recados: si el jugador rechaza prolongar su contrato, será traspasado este mismo verano.
Se trata de un cambio radical en una entidad que nada en dinero desde que el fondo soberano de Catar la compró en 2011, lo que le permite pescar en caladeros ajenos (como el clausulazo de Neymar por 222 millones en 2017) y rechazar ofertas mareantes por sus jugadores (como cuando ignoró 200 millones de euros del Real Madrid por Mbappé en 2021).
L'Equipe señala que en las últimas horas ha habido varios contactos entre ambas partes para intentar superar la sorpresa del club por la carta que Mbappé envió el lunes para reiterar que no renovará tras terminar la próxima temporada.
El propio jugador habló con el consejero deportivo del club, el portugués Luis Campos, y la madre del delantero, Fayza Lamari, hizo lo mismo con el presidente del PSG, Nasser al Khelaifi.
Aún así, en la entidad parisina siguen sin entender por qué Mbappé envió una carta que no era necesaria para exponer su voluntad, y más aún en este momento.
En esa carta, el jugador confirmaba su decisión, comunicada verbalmente el 15 de julio pasado, de no acogerse a la posibilidad de jugar una tercera temporada en el PSG tras las dos que acababa de firmar.
Los medios franceses se preguntan por qué Mbappé, que a finales de mayo de 2022 había anunciado su renovación ante el delirio de los aficionados en el Parque de los Príncipe, cuando se enfundó la camiseta con el famoso número 2025, se decidió tan rápido a no ejercer la opción por un tercer año.
Aún no se había cerrado el mercado de verano, con el que el jugador no quedó contento, ya que deseaba que el club fichara a un 9 de referencia, en concreto el polaco Robert Lewandowsky, que terminó recalando en el Barcelona.
Y Mbappé aún no había manifestado abiertamente sus desacuerdos de la pasada temporada, primero por jugar de delantero centro y después por el uso de su imagen -sin su consentimiento- en la campaña de abonos del club para la próxima campaña.
En todo caso, el jugador asegura que quiere cumplir su último año de contrato -como ya hizo ayer en un comunicado y en sus redes sociales- pero el club insiste en, al menos, sacarle un rendimiento económico.
Pero, tras la marcha gratis de Lionel Messi, que no renovó su contrato, y sin esperanzas con Neymar (31 años, muy propenso a las lesiones y con cuatro años más firmados), Mbappé era la piedra angular del nuevo proyecto parisino, que el PSG quería hacer más coral, con menos estrellas y más jugadores franceses, jóvenes y hambrientos de títulos.
Sin Mbappé, capitán de la selección francesa y símbolo del futbol galo, esa reconstrucción tendrá que empezar aún más abajo.
Y luego está la cuestión de si, en una hipotética salida del jugador, el PSG podrá atraer a un entrenador de primera fila, una vez que ha decidido destituir a Chritophe Galtier, decisión aún no anunciada pero ya tomada, según coinciden todos los medios.
El alemán Julian Nagelsmann es el mejor colocado para el puesto, pero sin Mbappé el banquillo seguramente es menos apetecible, en un club cuyo objetivo auténtico es ganar la Liga de Campeones y que tiene poca paciencia con los técnicos que no llegan lejos en el torneo.