La carrera de Prisca Awiti en el judo comenzó a los ocho años, siguiendo el ejemplo de su hermano en su natal Gran Bretaña, país al que representó hasta 2017, porque “contacté a la federación de México para saber los requisitos para pelear por este país y me di de baja de la federación británica”. Este suceso cambió su vida para siempre.

Awiti alcanzó la clasificación a sus primeros Juegos Olímpicos en Tokio 2020, certamen en el que cayó en la ronda inicial. De cara a París 2024, también logró su boleto, y en Francia cumplió el sueño de ser medallista olímpica, por lo que entendió “que todo es posible”.

En charla con EL UNIVERSAL Deportes, Prisca se sinceró sobre los cambios que vivió entre estos dos ciclos olímpicos, donde la disciplina fue un factor que mejoró.

“Tal vez, todo atleta en algún momento no puede ser perfecto, pero es poner disciplina en todos los lugares. Entregaba el 110 por ciento en los entrenamientos, pero quizá no tomaba tan en serio mis descansos; entonces, cambié pequeñas cosas que al final hoy hacen una gran diferencia”, confesó.

En el tatami, Awiti se define como “una persona más técnica que fuerte”, pero dudó que ese fuera el camino correcto, a meses de competir en París 2024.

“En este ciclo tuve los mejores resultados de mi carrera en 2023, pero al inicio de 2024 tuve los peores. Fueron cinco eventos seguidos perdiendo en la primera pelea. Eso jugó con mi mente, pensando que no estaba tan preparada para los Olímpicos”, recordó la judoca.

Así que Prisca recurrió al trabajo mental con su psicóloga “para mejorar en eso”.

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