Su contundente victoria (3-1) ante el sueco Román Livaja cambió por completo la vida del taekwondoín mexicano Víctor Estrada, quien luego de caer y perder la oportunidad de luchar por la medalla de oro en los Juegos Olímpicos Sídney 2000, salió con la mano en alto del tatami, para hacer historia y sumar de forma oficial la primera presea mexicana en la disciplina. Fue de bronce.

Un motivo de orgullo para Estrada, quien reconoce ser fuente de inspiración para los jóvenes que le siguieron.

“Mi medalla de bronce fue la que inició el éxito del taekwondo mexicano en unos Juegos Olímpicos, impulsando a generaciones que también han sumado preseas y jóvenes que sueñan con llegar a lo más alto del deporte, como nosotros”, comentó, para EL UNIVERSAL Deportes.

Con la experiencia de haber visto a cada uno de los cuatro siguientes taekwondoínes tricolores triunfar, el exatleta compartió su visión sobre lo que podría ocurrir en París 2024.

“A diferencia de Tokio 2020, el escenario se prevé más esperanzador. Tenemos a Daniela Souza y Carlos Sansores, con posibilidades de medallas. En el ciclo corto, creo que Sansores logró ser más maduro y consistente, para luchar por los metales en más de 80 kilos”, dijo.

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