La victoria de Óscar Valdez sobre Liam Wilson es trascendental en la carrera del mexicano, porque una derrota lo hubiera obligado a prepararse para el retiro; sin embargo, logró el nocaut técnico que le inyectó motivación para seguir.
“Cuando perdí con el Vaquero Navarrete dije ‘esto puede ser el principio del final’. Me llené mucho de tristeza; incluso, se me salieron las lágrimas, porque empecé a sentir que sí era el principio del final”, recordó el pugilista, en exclusiva con EL UNIVERSAL Deportes.
Valdez entiende que “en el boxeo no siempre se gana y, cuando se pierde, la obligación que tienes es regresar”, así que afrontó el duelo contra Wilson como su gran prueba.
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“Quise ser el ejemplo de que se puede regresar. [La clave] fue hacerme caso a mí mismo, a mi corazón, no escuchar las malas críticas y no poner atención en lo que dicen en redes sociales. Creí en mis cualidades y capacidades”, detalló el peleador de 34 años.
Valdez reconoció que “la mentalidad me ayudó a seguir entrenando, porque estaba avergonzado por la derrota y no tuve motivación durante un tiempo”, pero cuando cumplía con sus rutinas en el gimnasio se dio cuenta de que todavía tenía potencial para seguir en el boxeo.
“Regreso al gimnasio y hago sparring con jóvenes de 20 años. Veo que les gano en velocidad, reacción y pegada”; entonces, comprendió que sólo tenía que “entrenar con inteligencia”. Ese fue el camino que siguió hasta medirse a Liam.
Curiosamente, Óscar tuvo que regresar al Desert Diamond Arena en Arizona, recinto donde cayó frente a Navarrete. El pugilista aceptó que tenía nerviosismo, sentimiento que desapareció conforme avanzó la pelea contra Wilson.
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