Nadie puede negar que a todos los organizadores de la Copa América (léase Conmebol, Concacaf y patrocinadores) les conviene que la Selección Mexicana esté en el evento, porque se realizará en Estados Unidos, país donde el Tricolor es el representativo con más aficionados, por encima de Argentina (con todo y Lionel Messi) o Brasil, que vive horas de penumbras.
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Es por eso que la dramática clasificación del equipo dirigido por Jaime Lozano provocó alivio, ya que el negocio está asegurado, pero de eso a asegurar que el boleto estuvo manchado de intereses ocultos, hay mucha diferencia.
Medios de comunicación y afición de Honduras han asegurado que el trabajo del silbante salvadoreño Iván Barton incidió directamente en el resultado del partido, lo cual es totalmente falso.
Entre las lesiones, los cambios y el tiempo que los futbolistas catrachos perdían sobre la cancha del Estadio Azteca, al fingir mayor severidad en las lesiones, sí se perdieron aproximadamente los nueve minutos que agregó inicialmente, pero después los centroamericanos continuaron con la simulación de lesiones, por lo que fueron adecuados los cuatro más añadidos, dentro de los cuales cayó el gol de Edson Álvarez que obligó a los tiempos extra.
Y en cuanto a los penaltis, nadie puede negar que el portero Edrick Menjivar se adelanta en los dos primeros cobros de César Huerta, por lo que Barton hace lo correcto al repetirlos. En cambio, Luis Ángel Malagón sí mantiene un pie sobre la línea cuando detiene el ensayo de Alberth Elis.
En EL UNIVERSAL nunca hemos sido, ni seremos, porristas de la Selección Mexicana, pero tampoco le vamos a pegar por el simple hecho de hacerlo. Nuestro compromiso es decir la verdad, y en este caso es que el Tricolor es un justo semifinalista de la Nations League y participante en la Copa América 2024.