Todavía tenían una oportunidad a la ofensiva, pero varios de ellos derramaron lágrimas de rabia mientras salían del campo, tras una terrorífica entrada.

Sí, el beisbol es un deporte de innumerables oportunidades, pero los chicos de la Liga Municipal de Tijuana tenían la sensación de que todo estaba perdido... Y tenían toda la razón.

El sueño de México en la Serie Mundial de Ligas Pequeñas murió en la semifinal internacional, frente a Curazao (4-2). Exactamente igual que el año anterior.

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Durante buena parte del juego, los adolescentes tricolores abrigaron el sueño de llegar a la final contra China Taipéi, pero todo se derrumbó en la parte alta de la sexta entrada, esa en la que los caribeños anotaron de caballito las tres carreras de la diferencia.

Jamil Mandujano, y sobre todo Jorge Cota, no tuvieron el control deseado y obsequiaron tres bases por bolas consecutivas con casa llena. Demasiado cuando se está en un partido a vencer o morir.

Los bajacalifornianos intentaron regresar en la parte baja del sexto inning, donde incluso tuvieron casa llena, pero sólo pudieron anotar una carrera y no hubo espacio para una milagrosa remontada.

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Fue entonces que regresaron las lágrimas a sus todavía infantiles rostros, porque ellos sabían que podían haber llegado mucho más lejos en el torneo.

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