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Que los directores técnicos no hayan sido jugadores profesionales, no es algo nuevo ni ocurre exclusivamente en México.
En la historia del balompié mundial, hay varios entrenadores que no tocaron césped y han dado grandes resultados. Un claro ejemplo en la actualidad es José Mourinho, extécnico de equipos como Real Madrid, Manchester United, Inter de Milan, y que ha ganado dos veces la Champions. El portugués no dio la talla para ser profesional, así que se dedicó a capacitarse, primero como preparador físico, y más adelante como auxiliar técnico, hasta convertirse en uno de los entrenadores más prestigiados del orbe.
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Arrigo Sacchi, el gran genio que llevó al Milan en los ‘80 a grandes alturas, nunca pudo llegar a Primera División, pero creó un gran sistema que marcó época.
Rafael Benítez, técnico multiganador en Ligas como España, Italia e Inglaterra, apenas jugó algunos partidos, antes de prepararse en múltiples disciplinas y hacerse respetar como entrenador.
Hay otros directores técnicos como el argentino Jorge Sampaoli, a quien una fractura lo dejó sin carrera como futbolista, o el colombiano naturalizado hondureño Reinaldo Rueda, quien prefirió los estudios en Europa, a las canchas.
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