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Ninguno de los cuatro goles de Chivas fue gritado con mayor fuerza que el de Fernando Beltrán (56’), porque resultó el de la paz, el que desató la fiesta de un pueblo que —por primera vez en más de un lustro— cree tener reales posibilidades de dar la vuelta olímpica.
El Guadalajara cerró una de sus mejores fases regulares en la historia de los torneos cortos con una goleada sobre el sotanero Mazatlán FC (4-1), aunque hubo un momento en que la algarabía se apagó.
Fue cuando los sinaloenses coquetearon con el 2-2. Miguel Sansores se quitó al portero Miguel Jiménez y definió, pero Gilberto Sepúlveda hizo una desviada providencial que remasterizó a las Chivas.
Unos cuantos segundos después, el Nene anotó, tras gran pase de Alexis Vega, para colocar el 3-1.
Entonces sí, la multitud rugió. La victoria estaba garantizada sobre un equipo que deberá pagar 33 millones de pesos, al terminar antepenúltimo en la tabla de cocientes.
Realidad opuesta a la del Guadalajara, cuyos 34 puntos le permiten finalizar en el tercer puesto y clasificar directo a cuartos de final, con la ilusión de su pueblo al máximo.
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