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Hace unas semanas, el Estadio Azteca comenzó con las remodelaciones que pidió la FIFA, de cara al Mundial de 2026.
Para esto no se ha tomado en cuenta en ningún momento la opinión de gente que estuvo cerca en la construcción del inmueble, como lo es el arquitecto Javier Ramírez Campuzano, hijo de Pedro Ramírez Vázquez, uno de los cerebros que diseñó el Coloso de Santa Úrsula.
“No me han preguntado, no me han consultado nada. Saben que tengo toda la información que hubo para su construcción, todos los requerimientos, la cuestión sanitaria, eléctrica, lo tengo todo, los planos estructurales”, menciona.
Lo único que ha sugerido —y esto ha sido desde hace ya bastante tiempo— a las autoridades que manejan al inmueble propiedad de Televisa, es que cumplan con uno de los últimos deseos de su señor padre: “Lo único que sugerí y hasta le gustó a Emilio Azcárraga es que la escultura construida por el escultor Alexandro Cálder [que se encuentra en la explanada que está pegada a Tlalpan], fuera giratoria. Hay que protegerla… Hoy sólo está para resguardarla una valla que está rota, que se cae, la verdad es que está descuidada. Ahí la gente va a hasta a orinarse. Ojalá que se pueda cumplir con esto”.