Lo sucedido el viernes en el estadio Nacional entre Honduras y México sólo se puede resumir en dos cosas: ambición y mentalidad.
En palabras de los protagonistas, la Selección Mexicana “no estuvo a la altura del compromiso” y pagó cara la inexperiencia de la plantilla. Tal vez sólo sean estragos del cambio generacional que vive el combinado tricolor, aunque la realidad es que ahora su boleto a las semifinales de la Nations League corre peligro.
El cuadro nacional se presentó en Tegucigalpa con 12 elementos que pisaron por primera vez suelo hondureño para disputar un duelo oficial de la Concacaf.
Erick Sánchez, Santiago Giménez, Luis Ángel Malagón, Julián Quiñones, Luis Chávez, Uriel Antuna y Orbelín Pineda, de los que tuvieron actividad, jamás habían visitado tierras catrachas con la playera de la Selección Mexicana.
La inexperiencia, temor y falta de claridad en el juego fueron evidentes y ahora en el Estadio Azteca (martes 21) deberán revertir la situación. “Bastantes conclusiones. No voy a venir aquí a decir mentiras, simplemente no estuvimos a la altura, pero bueno, qué mejor que nos pase ahorita para abrir los ojos a la realidad y darnos cuenta de que tenemos que seguir mejorando", lanzó un experimentado Edson Álvarez, jugador del West Ham.
Por su parte, Hirving Lozano enfatizó que visitar Centroamérica siempre ha sido así de complicado e hizo mención en la novatez de algunos integrantes del combinado nacional.
“Muchos de nosotros no habíamos tenido la oportunidad de disputar un partido así, y así es, es un aprendizaje. Muchos de mis compañeros entendieron cómo es esto”, declaró el Chucky.
Andrés Lillini, director de selecciones juveniles, ha declarado constantemente que al futbolista mexicano, históricamente, le falta recorrido, competencias internacionales desde la formación y un cambio de mentalidad.
Parece que escenarios como el que se vivió en Tegucigalpa le dan la razón al directivo argentino.