Este martes murió a sus 63 años, anunciaron con lamento Los Ángeles Dodgers, que dejan con un vacío y tristeza a millones de amantes al rey de los deportes que admiraban al pelotero mexicano y fueron partes de la 'Fernandomanía', el fenómeno social y cultural provocado por él.

Nacido en Etchohuaquila, Sonora, Valenzuela trascendió las fronteras gracias a su talento único e irrepetible, que enamoró a Los Ángeles desde su temporada debut y que bastó para conquistar reconocimientos como Cy Young, Novato del Año y la conquista de una Serie Mundial.

Su legado fue tal que el dorsal 34 fuera retirado en homenaje por parte de la franquicia angelina.

Con 19 años, las cadenas de televisión más importantes del país como Televisa anunciaban sus partidos, la presencia del mexicano cautivó a todos y puso a millones frente a los televisores para verlo lanzar.

Valenzuela debutó con Los Dodgers el 15 de septiembre de 1980, lanzando 17.2 entradas sin permitir alguna carrera limpia. Ahí empezó la historia de amor con Los Ángeles que se coronó en la Serie Mundial de 1981 contra New York Yankees.

Pronto, el Toro ocupó las planas de los periódicos, su nombre resonó en cada radio y sus jugadas atraparon al público en cada televisor.

Era fácil enamorarse del Toro. Su apesto juvenil, con un físico lejos de parecer atlético y la dificultad para hablar inglés hacían que el público latino en Estados Unidos y en México se identificaran con él como "uno de nosotros" en las Grandes Ligas, solamente con la diferencia de que su talento no lo tenía nadie en el mundo.

Valenzuela abrió puertas para los peloteros latinoamericanos, inspiró a millones a jugar beisbol y a soñar con que su nombre sea vitoreado como fue el suyo en las gradas del Dodger Stadium, aunque se ganó el respeto y reconocimiento de propios y ajenos.

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