A sus 12 años, Kalama Stratton está haciendo olas, literalmente, en el Pacífico Surf Open de Puerto Escondido. Este evento, que se lleva a cabo en la playa Zicatela del 12 al 15 de diciembre, reúne a surfistas de élite, pero Kalama ha demostrado que la edad no es una barrera para brillar entre los grandes.
El joven surfista aseguró su lugar en la siguiente ronda al terminar en el primer puesto dentro de su Heat, el número 7.
"Está difícil. Estaba difíciles las condiciones, pero lo di todo y pasé en primer lugar, estoy muy feliz", dijo el pequeño surfista, quien robó reflectores en el inicio del evento.
Pese a enfrentarse a surfistas con el doble de edad y experiencia, Kalama no se dejó intimidar y brilló dentro de su eliminatoria, donde realizó un puntaje de 9.65, superando a los también mexicanos Galadiel Galavis (2.65) y Tehuen Petroni (7.30).
“Me siento muy orgulloso y feliz de competir con estos surfistas que, como dijo, tienen doble la experiencia y doble la edad; pues me siento muy feliz orgulloso de poder competir con ellos y ganar”, aseveró Kalama.
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Con apenas cuatro o cinco años de experiencia en el surf, Kalama ya tiene claros sus objetivos: ganar un campeonato mundial y seguir los pasos de sus ídolos, como Alan Cleland, representante mexicano en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Inspirado por Cleland, quien provocó en México una gran euforia por el surf durante la pasada justa veraniega, Kalama confesó que es un fiel admirador de su estilo y habilidad sobre las olas.
"A Alan Cleland le toco difícil (en París 2024), las olas, contra quién le toco, pero le echó ganas y casi pasó, estamos muy felices en México (...). Lo admiro porque me gusta su estilo surfeando olas grandes, me gusta cómo hace sus aéreos y todo”, explicó Stratton.
A pesar de su corta edad, Kalama también reconoce los retos del surf en condiciones extremas.
"Cuando las olas están muy grandes, yo creo que todos deben tener miedo, hasta los que surfeando las olas más grandes del mundo deben tener miedo, pero ya cuando le estás agarrando más la onda, se siente un poquito menos el miedo", dijo el pequeño surfista, quien encuentra en su padre a su mejor coach y mentor.
"Mi papá es mi coach, ál me enseña dónde sentarme y dónde no, me dice qué hice y qué no y me regaña a veces cuando no doy mi todo, cuando no intento o no me muevo rápido", finalizó.