El empate de este domingo ante el Salernitana (1-1) en el estadio Diego Armando Maradona, justo cuando la fiesta por el tercer 'Scudetto' estaba más cerca que nunca, generó la desilusión en una Nápoles que, sin embargo, se resistió al enfado sabedora de que el éxito es cuestión de tiempo.
El gol del uruguayo Mathías Olivera en el segundo tiempo desató la locura en el Diego Armando Maradona y en toda la ciudad, pero un postrero gol del senegalés Boulaye Dia amargó una fiesta que ya está preparada pero que tendrá que esperar a la próxima jornada.
Durante 22 minutos, los de Luciano Spalletti fueron campeones, pero un zurdazo de Dia logró por unos instantes lo que nadie había conseguido en una temporada entera: silenciar Nápoles. El resultado no fue el esperado, pero no fue ni mucho menos una tragedia. Apenas unos minutos después de la derrota, volvió a reinar el sonido habitual de estos últimos meses.
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Pese a la decepción, las calles de Nápoles no emanaron enfado. Los napolitanos son plenamente conscientes de que el 'Sudetto' es cosa de tiempo y aprovecharon las céntricas calles, cortadas para el tráfico, y el festivo de este lunes para pasear tranquilamente y reunirse en los puntos más señalados para hablar ya del próximo partido.
Los sonidos de trompetas y las grandes banderas siguieron teniendo protagonismo en una tarde que se desarrolló sin altercados y en la que los más optimistas mantuvieron la energía de estos días previos con cánticos.
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La sensación es que la desilusión es mayor por no haber certificado el 'Scudetto' en este fin de semana largo y no haberlo hecho en la propia ciudad que por no haberlo logrado en sí. La matemática todavía puede hacer de las suyas y proclamar campeón al Nápoles sin ni si quiera jugar ante el Udinese este jueves, pero para los cálculos todavía hay tiempo.
Por el momento Nápoles, pese al amargo empate, seguirá disfrutando de días de preparación para la gran fiesta que tendrá lugar tarde o temprano en una ciudad que espera desde hace 33 años levantar de nuevo el 'Scudetto', el primero sin Maradona.