El 20 de septiembre de 2015, Matías Almeyda apareció por primera vez en el banco del Guadalajara. Jugada que podría decirse fue traicionera por parte de la directiva tapatía, ya que cuando el argentino llegó a México, José Manuel de la Torre aún era el director técnico del Rebaño.

Al final, el cambio se dio, el tiempo le dio la razón a Jorge Vergara y a José Luis Higuera, ya que con el Pelado, el Guadalajara ha cumplido sus objetivos: salió de zona de descenso, ha ganado dos veces el título de Copa y uno de Liga.

A casi dos años de su llegada, Almeyda se dice agradecido, no sólo con el futbol mexicano, sino con la cultura de este país.

“Le doy gracias a México por esta experiencia de vida, no sólo futbolística. Criar a mis hijas en este país, en esta cultura, con gente nueva, no tiene precio. Es todo un aprendizaje para el ser humano”, dice.

En pocas palabras: “Disfruto mucho ser técnico de Chivas, y cuando las cosas salen mal, trabajo el doble para salir de esto, con mucha alegría”, afirma, orgulloso, el hombre que ha devuelto protagonismo al club.

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