Los Pumas fueron al estadio Universitario para que los “bailaran”. Si existía alguna duda de la paternidad de los Tigres sobre los capitalinos, ayer quedó más clara.
El cuadro regiomontano no batalló ante los auriazules y su defensa canterana. Un par de goles fueron suficientes para que los norteños amarraran el triunfo en casa.
Juan Francisco Palencia, timonel puma, observó los últimos minutos del encuentro con una mano en la cara. Incrédulo ante la superioridad tigre.
Hace más de tres años que los auriazules no ganan en el hogar de Ricardo Tuca Ferretti. El último resultado positivo fue en el Clausura 2014 (2-1), con doblete del argentino Martín Bravo.
El triunfo ante los Lobos BUAP de la semana pasada fue un rotundo espejismo. Los Pumas se marearon a causa de todos los balones compartidos por los locales.
El primer tanto fue obra de Eduardo Vargas. El chileno remató de cabeza ante la débil marca de Josecarlos Van Rankin.
El sudamericano desplazó sin complicación al joven lateral con el hombro. El andino gritó gol y el defensor mordió el césped.
Antes del término de la primera mitad, André Pierre Gignac perdió la oportunidad de hacer más grande la distancia. En un penalti, el francés le regaló el balón al portero Alfredo Saldívar.
Para la segunda parte, el europeo se desquitó con un soberbio remate dentro del área que acabó en la portería auriazul.
A los Pumas les urge que el nuevo refuerzo, Marcelo Díaz, se integre al equipo para dar solidez defensiva.