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edgar.luna@eluniversal.com.mx
Francisco Jémez ni festeja. Se acomoda el saco y ni voltea a la tribuna. El triunfo parece algo normal, aunque no esté muy acostumbrado a éste. El Cruz Azul gana a lo Atlas, con sufrimiento. Porque tenía el juego controlado y se lo dificultó: 2-1 a los Rojinegros que sufren su tercera caída seguida que pone en vilo la continuidad de su técnico José Guadalupe Cruz.
Cuándo Ángel Mena decidió salir del letargo en el que estuvo los dos últimos juegos, el Cruz Azul comenzó a funcionar. Fue el ecuatoriano quien entró por la izquierda, se quitó de encima a rivales y compañeros para disparar, Fraga rechazó entre el mar de piernas y elevó el balón que le llegó a Édgar Méndez, quien tranquilamente de cabeza anotó el primer gol.
Era el amanecer del juego, los Cementeros ya ganaban y ante tal momento, que no se da muy seguido, decidieron ir por más. Salió la inspiración y entre Mena, Peñalba y Silva, le hicieron llegar la pelota a Felipe Mora, quien con ligero toque puso el balón entre las piernas de Fraga para el segundo azul.
Nada podía salir mal, todo estaba a favor ante un Atlas noqueado. Pero como a La Máquina no le gustan las cosas sencillas, comenzó a complicarse. En cinco minutos, Omar Mendoza se hizo expulsar. Se ganó con toda autoridad las dos amarillas que rompió el cuento de hadas que vivía el equipo.
Jémez sacó a Mena por Jordan Silva para rearmar su equipo. Error. Atlas se fue encima a pesar de que se quedaron también con diez, por la expulsión de Barreiro.
La consecuencia, espacio suficiente para que Matías Alustiza sacara un disparo con rabia que alojó el balón en el ángulo superior izquierdo de Corona. Comenzaron a rondar los fantasmas y a pesar de que los Cementeros controlaron la mayor parte del tiempo restante a base de “bailar” a un Atlas desesperados, no dejó ver sufrir en los últimos minutos.