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Hablar de Fernando Valenzuela podría resultar ambiguo. Por un lado, se refiere al irrepetible lanzador que se convirtió en leyenda en Dodger Stadium, pero también se piensa en la persona que dignificó a los latinos en Chavez Ravine.
El oriundo de Etchohuaquila, un municipio de Navojoa, Sonora, falleció la noche del martes en Los Ángeles, donde su nombre y su mítico número 34 quedarán por siempre en los libros.
Con la Fernandomanía como bandera y su “tirabuzón” como principal arma, el Toro se convirtió en un fenómeno social, único en Grandes Ligas. En una época turbulenta para el beisbol más importante, el mexicano ofreció su luz.
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Pero, ¿qué lo hacía diferente? “Se divertía. Tenía un talento único. Era un fuera de serie. A los 20 años hizo algo que se ve una vez por generación. Han querido encontrarlo, pero nunca habrá otro como él”, declaró para EL UNIVERSAL Deportes Alejandro Treviño, excatcher y su compañero en los Dodgers.
Miguel Mariachi González, expitcher ligamayorista y quien lo tuvo como compañero en Mexicali y coach en un Clásico Mundial, agrega que “siempre te daba consejos, fue alguien que nos abrió la puerta para tener más oportunidades en Estados Unidos. Siempre nos motivó a luchar por nuestros sueños”.
El legado de Valenzuela se consumó en la lomita, cuando miraba al cielo antes de hacer cada lanzamiento, pero también se vio reflejado fuera del diamante. Así lo asegura Rodrigo López, exlanzador en el Big Show y hoy comentarista con los D-Backs de Arizona.
“Nos hacía sentirnos orgullosos de ser mexicanos. Fue una influencia que tuvo en muchos de nosotros para hacernos beisbolistas. No fue sólo un jugador, fue un fenómeno social que se trasladó por toda América Latina y, por él, el beisbol creció en todo el continente. Fue un impacto único, en el deporte y hasta económico”, aseveró el gerente general de México en el CMB 2023.
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