Justo unas horas antes del aniversario de ese partido que lo catapultó al estrellato en las Grandes Ligas, Fernando Valenzuela vio llegar el último out en la vida del pelotero mexicano más grande en todos los tiempos.
En un hospital de Los Ángeles, el mítico “Toro” falleció, horas antes de que se cumplieran 43 años de su heroica victoria en el Juego 3 de la Serie Mundial de 1981, esa que revivió a los Dodgers en un enfrentamiento que lucía perdido ante los Yankees de Nueva York.
Luego de perder dos partidos como visitantes, los Dodgers volvieron a Los Ángeles con la obligación de reaccionar… Y el manager Tom Lasorda entregó la pelota y la responsabilidad a ese chico que venía de ganar los premios Cy Young de la Liga Nacional y el de Novato del Año.
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El 23 de octubre de 1981, Fernando Valenzuela salió al centro del diamante de Dodger Stadium con la obligación de darle a su equipo la victoria que lo reviviera en la Serie Mundial.
Durante las primeras entradas se vio un poco nervioso y con problemas de comunicación con el catcher Steve Yeager.
Pese a eso, el “Toro” se las ingenió para salir de varios problemas, aunque recibió cuatro carreras y le pegaron nueve imparables.
Ya con la ventaja de 5-4, hubo un hecho que permitió a Valenzuela tranquilizarse y mostrar gran dominio durante las últimas entradas: Lasorda metió como bateador emergente a Mike Scioscia, quien tomó el lugar de Yeager detrás del plato. Eso bastó para que el mexicano encontrara paz y elevara su nivel.
Hubo una razón particular que provocó este cambio: Scioscia habla español, lo que permitió al “Toro” sentirse plenamente en sincronía con su catcher y tomar un segundo aire rumbo a la victoria.
Pese a que realizó 149 lanzamientos y enfrentó a 40 bateadores (cifras hoy casi imposibles de ver), Lasorda decidió no relevarlo y Valenzuela cerró el partido con un ponche, ante el delirio de más de 50 mil espectadores en Dodger Stadium, quienes ya tenían un nuevo ídolo.
Esa victoria (5-4) de los Dodgers de Los Ángeles sobre los Yankees de Nueva York en el tercer partido de la Serie Mundial fue un punto de inflexión, ya que los californianos habían perdido los dos primeros encuentros y una tercera derrota haría casi imposible su regreso.
Por el contrario, luego de aquella noche, los Dodgers encontraron la motivación que necesitaban y obtuvieron tres victorias más, para coronarse sobre su acérrimo rival en el mismísimo Yankee Stadium.