Hace casi ocho años, Ramón Cortés y su pareja cruzaron la frontera norte con el sueño de que su hijo naciera en Estados Unidos y tuviera todos los privilegios que eso conlleva. No sabían que esa decisión cambiaría para siempre sus vidas y salvaría la de su bebé.
Al nacer, a Braulio le fue diagnosticada atresia pulmonar, que es un defecto cardíaco de nacimiento, por el cual la válvula que controla el flujo de sangre desde el corazón hacia los pulmones nunca se forma.
Fue entonces que inició una batalla que hoy tiene una recompensa en el estadio State Farm.
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"Me lo han operado un par de veces y cada octubre lo revisan. Gracias a Dios va muy bien", dice Ramón sobre Braulio, quien nació en Phoenix en 2015 y este miércoles por primera vez asistirá a un partido de futbol, justo la misma edad que tenía su padre cuando fur a su primer juego.
Su historia es una miles que se entrelazan en el Clásico de la Concacaf, pero ellos llaman la atención porque Ramón lleva atuendo tricolor y Braulio va con los colores que distinguen a Estados Unidos.
"En su infinita inociencia, él me dice que tiene que apoyar al país en el que nació", comenta Ramón. "La verdad es que apoya al país que le dio la oportunidad de vivir".
Hoy, Braulio está tan bien que asistirá al primer partido de Diego Cocca de este lado de la frontera, esa que su padre cruzó para nunca más volver.
Nacido en Guadalajara, Ramón trabaja en una mina en Ciudad Obregón, Sonora, pero el dinero no le alcanzaba para los gastos y todo cambió con la condición médica de su hijo al nacer.
"Ahora ya estamos acá y Braulio va muy bien", narra Cortés, con un nudo en la garganta. "Le hemos tratado de trasnsmitir sus raíces mexicanas, pero él apoya a Estados Unidos".
Es lo de menos, porque Braulio sonríe y disfruta el futbol gracias a un país que le dio la oportunidad de vivir, a cuya selección apoya, justo ante el representativo de la nación de su padre.