Monterrey.— Heredera de una fortuna calculada en tres mil 800 millones de dólares, por el legado de su padre, Emma Navarro no compite por dinero, vive y juega para llevar su nivel al máximo. A eso apunta este fin de semana, en el Abierto GNP Seguros de esta ciudad.

“Mi meta es ver qué tan buena puedo llegar a ser. Nunca me he puesto un número en el ranking a superar o un número de títulos. Tener una meta holística, como la que tengo, me ha llevado a disfrutar más el proceso”, confesó, en exclusiva con EL UNIVERSAL Deportes.

Su padre, Ben Navarro, es el dueño de Capital One Bank, una de las empresas financieras más importantes de Estados Unidos, y del Masters de Cincinnati, donde la raqueta número 13 del mundo quedó eliminada en cuartos de final.

Sin embargo, este año Emma ganó su primer campeonato en el circuito WTA, en Hobart, y aunque sus experiencias previas en Monterrey no fueron exitosas, ahora llega como una tenista más madura.

“Soy una jugadora totalmente diferente, mucho más agresiva, más sólida desde la línea de base. Mi saque es mejor, me muevo mejor y tengo mucha más confianza enfrentándome a las mejores del mundo” agregó.

Aunque intenta no adelantarse y “jugar un partido a la vez, siempre pienso que puedo ganar, ya sea un Grand Slam o un 500”.

Esta semana, intentará hacerlo en México.

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