Los Dallas Mavericks rompieron las escobas de los Boston Celtics y evitaron la barrida con una paliza que enciende su ilusión de remontar una serie que parecía sentenciada.
El estandarte número 18 de los Boston Celtics tendrá que esperar, al menos, un juego más, por culpa de Luka Doncic (29 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias), que guió a los Dallas Mavericks al primer triunfo de unas Finales de la NBA.
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La gran figura de los Mavericks entendió que, sin querer llamar la atención de los árbitros y en cambio, dominar a través de su talento, es de los mejores jugadores de toda la liga y en ese rol salió a jugar el partido que tenía a su equipo al borde de la “muerte”. El primer cuarto lo firmó con 13 puntos, 3 rebotes y 1 asistencia, muestra de liderazgo que sostuvo toda la noche.
Con el campeonato en la línea de un lado y el abismo del otro, la mentalidad de cada equipo marcó la diferencia. Mientras Boston jugó con la tranquilidad de quien ya se sentía con el trofeo en las manos, Dallas saltó a la duela con el cuchillo entre los dientes para salir a matar y aferrarse a la ilusión de remontar. La primera mitad fue fulminante y se separaron por 26 puntos.
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A diferencia de lo que mostró cada equipo en los tres partidos anteriores, Celtics no respondió con la misma agresividad y Dallas tuvo su mejor partido defensivamente en toda la serie. Lograron anular a figuras como Derrick White, Al Horford, Jrue Holiday y más importante, a Jaylen Brown, quien llegó al juego 4 como candidato a ganar el premio a Jugador Más Valioso de Las Finales y no pudo brillar.
Dallas despertó, y el lunes en el juego 5, buscará el segundo triunfo que los acerque a romper la estadística que indica que ningún equipo remontó una serie con tres partidos de desventaja. Boston, ante su gente, estará obligado a recuperar la memoria para coronarse.