Glendale, Estados Unidos.— Nadie dijo que iba a ser fácil, por lo menos no como contra Honduras, pero el cuento de hadas que protagoniza la Selección Mexicana desde la llegada de Jaime Lozano, sigue.
Victoria merecida sobre Haití (1-3), porque —a pesar de un primer tiempo difícil y un final de complicado— la filosofía del Jimmy prevaleció: el cuadro nacional siempre fue propositivo y buscó la portería rival.
Se cumplió con el trámite y se clasificó a los cuartos de final en la Copa Oro, teniendo presente que el rival, Haití, fue más, mucho más que Honduras. El cuadro mexicano sigue siendo congruente con las palabras que emana el técnico: tenencia de la pelota, pero no sólo poseerla, sino para generar.
No fue sencillo. Antes de que los aficionados se acomodaran en el State Farm Stadium, que apenas tuvo la mitad de su capacidad, Guillermo Ochoa salvó al Tricolor de un posible desastre. Edson Álvarez mandó el balón al poste y comenzó el show de Uriel Antuna. El extremo fue la principal llave de acceso del equipo, pero su exceso de regates lo condenaba, y fue hasta el segundo tiempo, cuando dejó de hacerlo y se dedicó a centrar, que el gol cayó.
De Uriel para Henry Martín el 0-1 (46’); Jesús Gallardo propició el autogol de Ricardo Adé (56’). El Tri se confió, Haití se acercó con un tanto de Danley Jean (78’), pero en los momentos de apremio apareció Antuna, quien dio el servicio para que —por conducto de Santiago Giménez— cayera el definitivo (83’)