Entrenar más horas, realizar más campamentos de concentración o ganar medallas en todas las competencias, son factores que Carlos Sansores considera no garantizan subir al podio de unos Juegos Olímpicos. Para él, lo que hace la diferencia es cómo se afronta la competencia mentalmente.
“A Tokio 2020 llegué con muchas expectativas y una creencia de que, por ser medallista del mundo, podía acercarme a una presea olímpica. Al momento de no tenerla y perder en la primera pelea, aprendí a tener los pies bien puestos sobre la tierra y —si te ponen una medalla— quítatela, sigue entrenando, porque no eres mejor que nadie”, expresó el taekwondoín, en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes.
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Vivir esa dura experiencia en los más recientes Juegos Olímpicos le dejó “la madurez de cómo tomo los torneos ahora”, porque —pese a ser señalado como “el rival a vencer”, por sus resultados a nivel mundial— prefiere no presionarse por esa etiqueta.
“Trato de disfrutar competencia por competencia, llegar sin expectativas, porque me gusta decretar, entender que si pierdo en la segunda pelea o incluso en la primera, hay algo que trabajar, y debo verlo como retroalimentación en lo que tengo que cambiar y mejorar, así es la vida de un atleta”, subrayó el medallista mundial.
Carlos entiende que, en el deporte, “no importa la medalla que saques en determinado evento. En el siguiente, puede que superes ese resultado o no”, porque hay veces que se olvida que el contrincante en el tatami tiene la misma ambición de lograr una medalla.
“La vida de un deportista es como una moneda al aire. Entrenas, te preparas, pero el rival también; entonces, vamos a ver de quién es el día, pero estamos luchando todas las jornadas por ser mejor”, afirmó el quintanarroense.
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