El nuevo Barcelona de Hansi Flick debutó en la Liga de Campeones con un derrota en el Estadio Luís II de Mónaco (2-1), en un partido condicionado por la expulsión del azulgrana Eric García a los once minutos de juego.

El partido se presentaba a priori de lo más atractivo, con dos equipos que presionan alto y que practican un fútbol ofensivo. Pero el guión de choque saltó por los aires ya en el prólogo.

Un error en la salida del balón de Ter Stegen obligó al central azulgrana a derribar a Minamino, cuando este se disponía a encarar al meta alemán. El Barça se quedó con uno menos en el arranque y, cinco minutos después, encajaba el 1-0.

Su autor fue Akliouche, que inició un eslalon desde la banda derecha ante la indolencia de la defensa azulgrana y se internaba en el área para ejecutar un disparo seco al primer palo y adelantar a su equipo.

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Pero cuando empezaban a aparecer los viejos fantasmas de las últimas noches negras de Champions, apareció también Lamine Yamal para exorcizarlos.

En una jugada aislada, Yamal le ganaba la partida, primero a Vanderson y luego a Salisu, y batía a Kohn con un zurdazo raso desde el balcón del área, antes de la media hora, para estrenarse a lo grande en la Liga de Campeones.

El equipo de Flick, que había estado en la lona, seguía vivo y, tras el empate, decidió que era el momento de apostar por el repliegue defensivo, serenar su juego y resistir al menos hasta llegar al descanso.

Lo consiguió, pese a los esfuerzos del Mónaco, que siguió poniendo cerco a la portería de Ter Stegen y buscando el segundo: en el lanzamiento de una falta que Salisu no acertó a rematar en boca de gol y en sendos disparos de Minamino y Ben Seghir que no encontraron puerta. Además, el árbitro anulaba por claro fuera de juego un gol a Singo.

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Vanderson probó suerte con un duro disparo desde la frontal pero se encontraba con un gran Ter Stegen. El equipo del Principado seguía volcado, pero dejaba muchos espacios atrás y el Barcelona empezó a llegar con peligro, especialmente con un bullicioso Raphinha.

El cuadro catalán empezaba a sentir que podía ganar el partido y volvió a tomar demasiados riesgos atrás, y el Mónaco lo cazaba con la defensa muy adelantada para hacer el 2-1 en un carrera de 50 metros de Ilenikhena, que fusilaba a Ter Stegen en el minuto 72.

Flick se la jugaba sentando a Lewandowski y un renqueante Lamine Yamal para poner a Ferran Torres y al canterano Gerard Martín. Pero fue el también recién ingresado Balogun el que pudo hacer el tercero, que Ter Stegen evitó desviando el balón a córner en otra gran parada.



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