El código de vestimenta es una guía para saber qué tipo de ropa lucir en un evento social, desde cenas de trabajo hasta compromisos, graduaciones o bodas. No se trata de traicionar tu estilo, sino de adaptarlo a la sugerencia del anfitrión; seguir el dress code puede ser percibido como una agradable muestra de respeto.
Hay muchos códigos de vestimenta. Por ejemplo, los eventos muy formales pueden indicar en la invitación ir de etiqueta con este tipo de vocablos: white tie y black tie (un poco más relajado que el primero), los cuales quieren decir que lo mejor es asistir con vestidos largos de gala (como el que ves a continuación, de Salma Hayek). Cuando el dress code en una invitación indica “cóctel” se refiere a una propuesta menos formal, pero mantiene acentos elegantes.
El dress code también puede tratarse de un estilo informal: casual chic, por ejemplo. Nos demos cuenta o no, vivimos a diario siguiendo un dress code: cuando elegimos un blazer para ir a la oficina estamos siguiendo un código de vestimenta. La clave es que todo lo que usemos nos guste y nos haga sentir bien; con nuestras siluetas, colores y detalles favoritos.
¿Qué quiere decir el código de vestimenta "cóctel"?
Explican en un artículo de Vogue US que el atuendo de cóctel se popularizó por primera vez en la década de 1920, etapa en la que las mujeres en Estados Unidos pasaron a la esfera social pública y buscaban romper con estereotipos de géneros restrictivos en cuanto a la vestimenta. Refieren también que, en 1940, fue Christian Dior quien impulsó el término “vestido cóctel” para denominar al vestido de fiesta semiformal.
“Resulta un punto medio entre lo formal y lo casual, y permite una cierta libertad al vestir”, explican en Project Glam, especialistas en asesoría de imagen. A diferencia de la etiqueta rigurosa, una característica importante de este dress code es que permite el vestido corto, sobre las rodillas o unos centímetros debajo, incluso podría ser de largo midi. Se despoja del vestido largo de gala. Por otra parte, no es aconsejable el minivestido, especialmente si el evento es empresarial.
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Pero, ¿solo usaremos vestidos? No. Es posible llevar una linda falda, un jumpsuit elegante o un traje sastre. Jugar con texturas sofisticadas nos puede ayudar a encontrar la prenda ideal, como telas vaporosas o con una dosis de brillo: de satín a lentejuelas (sin exagerar). El encaje y el terciopelo (en otoño e invierno es ideal) también se pueden considerar.
En la actualidad, detalles en tendencia como volantes, drapeados, cut outs y transparencias suelen encontrarse en este tipo de piezas.
Además de tonos neutros y clásicos como el negro y el blanco (no si asistes como invitada a una boda), puedes guiarte por los colores de temporada o que estén en tendencia para hacer la mejor elección. Ahora mismo el rojo está causando furor, así como colores otoñales como borgoña, verde olivo y marrón (y otros terrosos); algunos amarillos y rosas claros se pueden tener en cuenta. Otra fórmula infalible es usar tu color favorito, porque te hace sentir segura.
Los zapatos pueden ser de tacón, pero también podrías llevar kitten heels para mayor comodidad (cerca de 3 cm). El calzado puede ser cerrado o abierto (sandalias de tiras), en algunos estilos quedan muy bien algunos modelos con plataforma. Los planos o flats también se admiten, pero estos deben ser elegantes. Si te encantan, puedes añadir medias, un accesorio tan elegante como sensual. En cuanto a la bolsa, el clutch es una gran opción.
Qué evitar…
- Piezas muy reveladoras.
- Vestidos largos (recuerda que este código nos dice: ni muy casual ni muy elegante).
- Jeans (aunque nos encanten).
- Prendas deportivas (adiós tenis y sudaderas).
- Bolsos grandes.
- Estampados y colores muy llamativos, aunque esto podría ser flexible según el evento, la temporada, algunas tendencias y la personalidad de quien viste.
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