El bicarbonato de sodio es popular en rutinas de belleza caseras gracias a sus propiedades exfoliantes y purificantes. Sin embargo, su uso inadecuado puede ser contraproducente, causando irritación o daño a largo plazo. Aquí te presentamos 5 formas en las que suele utilizarse, sus posibles riesgos y las precauciones necesarias para proteger tu piel y cabello.
El bicarbonato de sodio se usa como exfoliante facial por su textura arenosa y su capacidad para eliminar células muertas. Sin embargo, al ser altamente alcalino (pH 8-9), puede alterar el pH natural de la piel (aproximadamente 5.5), debilitando su barrera protectora.
El bicarbonato de sodio es un neutralizador de olores y se aplica directamente en las axilas para combatir el mal olor. Sin embargo, puede causar irritación, enrojecimiento o incluso oscurecimiento en esta área delicada.
Se utiliza como un remedio casero para eliminar manchas superficiales en los dientes debido a su acción abrasiva. Sin embargo, su uso frecuente puede desgastar el esmalte dental, dejando los dientes más sensibles y vulnerables a caries.
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Se suele aplicar en el cuero cabelludo para combatir la caspa debido a sus propiedades purificantes. Aunque elimina residuos y exceso de grasa, puede resecar el cuero cabelludo, causando más descamación.
El bicarbonato de sodio se incluye en baños de manos o pies para suavizar la piel y eliminar durezas. Aunque puede ser relajante, el contacto prolongado con este ingrediente puede resecar o agrietar la piel.
El bicarbonato de sodio, al ser altamente alcalino, altera el pH natural de la piel, el cabello y las uñas, debilitando sus defensas naturales. Esto puede causar sensibilidad, descamación y envejecimiento prematuro de la piel.
Usarlo con precaución, puede ser útil, pero siempre debe emplearse con moderación y como complemento, no como sustituto de productos dermatológicamente probados.
Consulta a un especialista si tienes dudas y, si es necesario, busca y prioriza alternativas más suaves y equilibradas para cuidar tu piel y cabello.
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