En pequeñas dosis, el sol aporta vitamina D para la piel del cuerpo. Sin embargo, la exposición prolongada conduce a la aparición de manchas, quemaduras y enfermedades, particularmente en la cara.
Desde temprana edad, especialistas recomiendan poner énfasis en la protección dermatológica. Existen productos que disminuyen el impacto de los rayos UV y UVB, responsables de reacciones fototóxicas y fotoalérgicas.
Si aún no tienes un protector solar en tu rutina o te parece indispensable, en De Última abordamos las consecuencias de saltarse este paso al momento de cuidar nuestro cutis.
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En el mercado encontramos tantas opciones para proteger la piel que nos pueden parecer confusas, tal es el caso del bloqueador y protector solar. El primero impide que la radiación alcance tu piel, ya que “rebota” los rayos UVA y UVB.
Por otra parte, el protector incluye componentes químicos que reducen la cantidad de rayos que penetran en la piel e impide su absorción, explica Garnier.
Ambos productos se deben aplicar 30 minutos antes de la exposición al sol, si permanecemos en casa o cuando el día está nublado. Protectores solares hay en múltiples formatos: barra, gel, polvo, con color o en spray.
Y para elegir uno es necesario prestar atención a las características de tu piel. Ya sea mixta, seca, grasa o con afecciones como la rosácea, verifica que el producto tenga Factor de Protección Solar (SPF) del 50 o 70.
A largo plazo, no utilizar protector ocasiona envejecimiento prematuro, así como carcinoma de células basales y melanoma, es decir, cáncer. Pero hay muchas más consecuencias.
De acuerdo con La Roche Posay, los rayos del sol irrumpen los enlaces químicos del ADN, lo que conduce a un proceso inflamatorio. Es por ello que, tras la exposición, la piel se torna roja y aparecen ampollas dolorosas.
Por otra parte, algunas personas suelen desarrollar alergia al sol, la cual se caracteriza por manchas rojas en la cara, brazos, cuello, hombros y piernas. Esto se debe a que los rayos UV modifican la composición química de la piel.
Si no utilizamos protector solar todos los días, nos exponemos a la pérdida de colágeno y elastina. Y los daños serán visibles al poco tiempo: adelgazamiento en la dermis, tez amarillenta, arrugas acentuadas y pérdida de hidratación.
Recuerda que los bebés y menores de 3 años no deben exponerse al sol directamente y pueden utilizar protector solar, siempre y cuando sea recomendado por un especialista. Refuerza el cuidado con gorras o sombreros.
En el caso de adultos, el protector se debe retocar cada 2 horas. La medida recomendada son 2 dedos para la cara, mientras que en el resto del cuerpo se deben abarcar todas las zonas.
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