La relación que hay entre la moda y el arte no es ninguna novedad. Desde hace décadas, algunos conceptos como el Art Déco y el futurismo influyen en las creaciones de reconocidos diseñadores, entre ellos Paul Poiret, Paco Rabanne, Jeanne Lanvin, Thierry Mugler e Iris Van Herpen, por mencionar algunos nombres.
Pero si existe un movimiento artístico que constantemente sirve como referencia dentro del diseño, ese es el surrealismo, establecido en la década de los veinte por el escritor francés André Breton. Si bien surgió en las expresiones literarias, más tarde saltó a otras esferas como la pintura, la arquitectura y la moda.
El surrealismo se centraba en la libre expresión del subconsciente. Proponía reflejar el mundo de los sueños y potenciar la imaginación de los artistas, como denuncia por la poca originalidad en aquella época. Así, sus exponentes daban forma a sus realidades deformadas.
Quizá por ello los diseñadores encuentran en esta corriente artística una válvula de escape a la presión ejercida por la industria. “Se vincula mucho con la libertad creativa, sobre todo en un medio que se rige generalmente por lo comercial. El surrealismo es una de las guías más fáciles para llamar la atención, darse a conocer en las diferentes redes sociales y viralizarse.
“Este movimiento apela a lo onírico. Posee una carga emocional que transporta a los consumidores a diferentes memorias o estados de ánimo. Así como la moda, el lujo y los desfiles, tienen la capacidad de abstraernos de lo que ocurre en el entorno”, comenta Francisco Saldaña, diseñador de moda y director de contenidos académicos de la Universidad Jannette Klein.
Pareciera no ser coincidencia que el surrealismo se adueñara de las tendencias al atravesar un capítulo casi apocalíptico por la pandemia, o vuelva a hacerlo en un momento en el que se desarrollan guerras en el mundo. Dicen los expertos que la moda responde con imaginación a tiempos agitados.
Diseños fuera de la realidad en la Alta Costura
La reciente edición de la Semana de la Alta Costura celebrada en París, confirmó que esta corriente artística está más presente que nunca en el imaginario creativo de los diseñadores. Desde delicadas siluetas como salidas de un cuento de hadas (por Simone Rocha para Jean Paul Gaultier) hasta extravagantes trajes de gala con extraterrestres a los hombros (por Robert Wun), los creadores idearon universos de ensueño que invitan a escapar de la realidad.
Fiel a su esencia surrealista, la casa italiana Schiaparelli, comandada por Daniel Roseberry, fue designada para abrir la jornada de desfiles. En su colección destacaron los vestidos de encaje con formas arquitectónicas en hombros y mangas, y los trajes construidos a partir de microchips y ventiladores de computadora.
Roseberry superó los límites de la creatividad con vestidos cuya textura semejaba a pétalos y escamas, dando lugar a criaturas oníricas. Otro look que se robó todas las miradas estuvo integrado por una chaqueta y pantalones cortos a juego, que estaban confeccionados con cuero y adornados con una especie de trenzas en 3D.
La colección de la firma Maison Margiela, a cargo del polémico diseñador John Galliano, significó un recordatorio de que la alta costura fue creada para soñar. El polémico diseñador británico nos transportó a un mundo lleno de teatralidad, decadencia y exceso. La silueta de reloj de arena se convirtió en el sello de la vestimenta de un grupo de seres que parecían cobrar vida en la oscuridad de la noche.
“En su propuesta hay una constante: personajes que son lúgubres, cuyos cuerpos han sido deformados y muestran su desnudez de manera artificial. Y es que, justamente, existe una interpretación posmoderna del surrealismo que se vincula con la belleza de lo diferente y lo grotesco”, menciona Guillermo León, diseñador e investigador de moda.
Galliano vuelve protagonistas de su colección a los vestidos de corte sirena con cinturas ceñidísimas y confeccionados con lujoso encaje. En un intento por hacer de la alta costura un campo más inclusivo (no solo para mujeres), presentó un saco con silueta de reloj de arena y un pantalón sastre hilvanado, que recuerda a los dandis de los años veinte y treinta.
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Surrealismo listo para llevar
El eco de una tendencia no puede limitarse a las esferas de la alta costura, tiene que saltar a las tiendas, así como a las calles. De la mano de firmas como Loewe, Moschino y JW Anderson, el surrealismo cobra vida en creaciones (en ropa y en accesorios) que pueden utilizarse en el día a día y en eventos especiales.
“Considero que este movimiento llegó primero a las calles que a la alta costura. En los últimos dos años, se han visto en redes sociales piezas que juegan con los principios de esta corriente artística, desde una maceta que se transforma en bolsa o unos zapatos intervenidos con tela, hasta prendas hechas por uno mismo”, dice el diseñador de moda Francisco Saldaña.
En la colección primavera-verano 2024 de la firma Loewe sobresalen los cárdigan de punto extragrueso con grandes botones dorados, combinados con jeans deslavados de corte amplio. Hay tops elaborados con figuras en forma de plantas, que se acompañan de pantalones de mezclilla. Las bolsas de mano se reinventan a modo de sacos hechos con piel de cocodrilo.
Moschino no renuncia a su grandilocuencia, y lo demuestra a través de monos en color negro con la silueta del cuerpo desnudo dibujada con líneas blancas, así como con tops de gasa rosa decorados con pequeñas flores. Para ocasiones más formales, ofrece vestidos largos con grandes moños y rosas, los cuales combina con sencillos tank tops con mensajes impresos.
Una manera de adoptar esta tendencia en el look diario sin quebrarse la cabeza es a través de los accesorios. Marcas como Coach cuentan con bolsas con forma de estrella, corazón o dinosaurio; y Schiaparelli propone gafas de sol con ojos a los costados o pendientes con forma de labios, orejas o conchas de mar.
“Los entusiastas de la moda siempre buscarán emular una tendencia. El éxito de muchos looks surrealistas que vemos en la pasarela radica en que son fáciles de imitar, con elementos que casi cualquiera puede tener en su casa. Para recrearlos, se requiere un buen análisis de su estilismo”, dice el diseñador de moda Guillermo León.
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