La falta de diversidad en la moda lleva varias décadas bajo el reflector. Si bien todavía muchas marcas prefieren apostar por los estereotipos de belleza tradicionales, hay cambios en la industria muy notorios. Basta echar un vistazo a los desfiles o campañas publicitarias para darnos cuenta de que existe una mayor representación: de cuerpos, edades, razas, género e, incluso, discapacidades.
Uno de los últimos estudios realizados por el portal especializado The Fashion Spot, del otoño/invierno 2022, reveló que dicha temporada fue de las de mayor diversidad de la historia. De las cuatro mil 409 apariciones de modelos –en 193 presentaciones de gran importancia–, un 48.6% correspondieron a talentos de color.
No obstante, en este mismo periodo hubo 103 apariciones de modelos plus-size, lo cual representó el 2.34% del total de los castings. Aun cuando se trata de una cifra baja, se logró superar a las 86 maniquíes registradas dos años atrás. En 2022, la participación de modelos trans y no binarios se elevó a 59, mientras que la de maniquíes mayores de 50 años cayó a solamente 23 castings.
“Estos cambios no tienen mucho tiempo. Hace cinco años todavía estábamos acostumbrados a tener modelos con bellezas clásicas. Antes, por ejemplo, las marcas no contrataban a jóvenes con pecas o dientes separados. Hoy en día, incluso vemos gente de color en anuncios de tiendas departamentales.
“Los castings para pasarela también se han abierto mucho. Años atrás, las características que debían cumplir eran muy específicas: ellas, con una estatura arriba de 1.75 metros; y ellos, de 1.86 metros. Debían tener cuerpos delgados y si contaban con tatuajes, simplemente no trabajaban”, comenta Miguel Ángel López, representante de modelos de la agencia Frame.
Consumidores en acción
Pero, ¿las firmas de moda promovieron esta diversidad o fueron los consumidores quienes empujaron este cambio? Sin duda, hay que repasar el caso de algunas marcas; por ejemplo, de Victoria’s Secret, sello de lencería que gozaba de gran fama y cuyo desfile anual era una de las citas más esperadas por modelos, celebridades y público general.
De algún día alcanzar 12.4 millones de espectadores en la transmisión de su show, cayeron a solo 4.98 millones en 2017 y, al año siguiente, a 3.27 millones. Debido a estos números, los ejecutivos tomaron la decisión de cancelar el desfile en 2019, al cual se le señaló de preservar un estándar único e inalcanzable de belleza, sobre todo por no incluir a modelos de tallas distintas a las tradicionales.
Caso contrario sucedió con Fenty Beauty, la firma de belleza creada por Rihanna. Desde su lanzamiento, en 2017, se convirtió en un hit de ventas por su diversidad. Su base de maquillaje se presentó en 40 tonalidades y, desde entonces, se ha ampliado a más de 50. Dado su éxito, al año siguiente presentó la marca de lencería Savage x Fenty que, de igual manera, le hablaba a mujeres de diferentes tallas, colores y edades.
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“Antes, las marcas eran aspiracionales, mientras que ahora deben ser inspiracionales. Actualmente, las firmas deben conectar con la gente, de lo contrario hay muchas opciones en el mercado. Atrás quedó el tiempo en que las personas trataban de ser parte de la marca, de encajar con éstas.
“Hoy, la diferencia es radical. Se ven distintos tipos de cuerpo, de piel, e incluso si alguien tiene una discapacidad no es un obstáculo. Para trabajar con alguien, muchas marcas toman en cuenta qué comunica o aporta la persona, más allá de su físico o su talla”, señala Belén Limón, fundadora y directora de la agencia de producción Fashion & Beauty Workers.
La moda sin género vive uno de sus mejores momentos también. Firmas de lujo como Gucci, Celine y Balenciaga apuestan tanto por modelos como por prendas sin ataduras de género. El objetivo, al final de cuentas, es mostrar la heterogeneidad que existe en la sociedad y que los consumidores se sientan identificados.
Fuera de toda regla
La diversidad no solo se limita al mundo del modelaje. Y es que, en los últimos años, cantantes, deportistas, influencers, creadores de contenido, entre otras figuras, se han convertido en protagonistas de campañas publicitarias. La diferencia con años anteriores es que entre estos nuevos embajadores hay latinos, reggaetoneros, personas trans o jóvenes con tatuajes o con cabelleras coloridas.
¿Quién hubiera pensado, por ejemplo, que Bad Bunny se volvería imagen de Gucci? Además de esta casa italiana, el puertorriqueño ha sido representante de la firma francesa Jacquemus y ha aparecido en las páginas de la edición norteamericana de Vogue. Por otra parte, la cantante colombiana Karol G posó el año pasado para la marca Loewe por primera vez.
Entre las compañías que mantienen un vínculo estrecho con influencers y creadores de contenido se encuentran Adidas, Nike, American Eagle, Pandora, Aerie y Shein. Las casas de belleza también ayudan a dar mayor representación a las distintas razas, edades, tonos de piel e identidades de género.
Mac lanzó hace unas semanas una campaña publicitaria con la influencer trans Wendy Guevara, cuya respuesta fue mayormente positiva entre los seguidores de la firma de cosméticos. “Se trata de una marca diversa de toda la vida. Justamente eso es lo que enriquece tanto los proyectos como la comunicación”, menciona Belén Limón.
“En temas de diversidad, la diferencia se volvió abismal después de la pandemia. Antes, se solicitaban ciertos perfiles para llenar espacios: se notaba muy forzada la inclusión. Con el crecimiento de los creadores de contenido se abrieron espacios a perfiles que no tenían cabida en la moda. Todavía hay marcas que usan esta bandera para ‘cubrir la cuota’; sin embargo, la inclusión implica que todos tengan las mismas oportunidades sin importar sus características”, Belén Limón, directora de Fashion & Beauty Workers.
Para realmente hablar de inclusión en la moda, hay que introducirse en el corazón de las compañías. Las estructuras corporativas deben abrir las puertas también a mujeres, a personas de distintas razas, edades, género y discapacidades. La representación no solo debe estar a la vista de todos –en desfiles o anuncios–, sino también en los hilos que mueven a esta industria.
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