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Hace dos años (o más) hice estilismo para unas fotos en el estudio de un amigo fotógrafo , en Polanco . Al terminar, tomé mis cosas y me despedí para acudir a mi siguiente cita. Como estaba cerca un destino de otro, preferí irme caminando. Eran siete cuadras, no me pareció nada del otro mundo irme a pie, y era lo más óptimo. ¡Y yo soy fan de optimizar!
Ese día llevaba un vestido morado de encaje. Llevaba también mis botas favoritas y un chaleco de flecos. Esa mañana, me levanté, me arreglé y elegí mi atuendo de acuerdo a mi estado de ánimo, al clima y a lo que me dio la regalada gana, como siempre. Vestirme es de las cosas que más disfruto, es mi tiempo, mi espacio , mis ideas, es mi canal de comunicación. Me visto para mí. Si a los demás les gusta, qué bueno y si no, también.
Yo iba muy segura de mí misma caminando por la calle cuando comencé a sentir una serie de miradas. Luego comenzaron a chiflarme y a decirme cualquier clase de “piropos” que a ninguna mujer le gustan. Tenía que cruzar una vía principal y, mientras estaba parada en el semáforo, los coches se detenían, bajaban el vidrio y me hacían comentarios, tocaban el claxon… Más cuadras, más comentarios. Me sentí acosada y percibía en el fondo de mi corazón que estaba en riesgo.
En un punto me empecé a poner muy nerviosa . En vez de caminar empecé a acelerar mi paso y cuando me di cuenta iba corriendo para llegar lo antes posible a mi destino. Pensé de todo, también que había sido muy tonto tomar esa decisión de caminar “sola por la calle a las cuatro de la tarde un lunes cualquiera”. ¿Habría sido distinto si hubiera ido un hombre a mi lado? ¿Habría sido diferente si hubiera estado en otra ciudad o en otro país? A los minutos llegó la indignación, el coraje y la pregunta: ¿por qué una mujer no se puede poner lo que le venga en gana y salir a la calle sin temor a sentirse acosada o en riesgo?
¡No voy a justificar el largo de mi vestido! Una amiga me decía: “¡Uy Gina ! Yo lo vivo a diario, en el metro, en la calle, en el transporte público. Antes de vestirme pienso lo que voy a hacer en el día. Si voy a estar encerrada en la oficina me pongo falda, si voy a andar de arriba hacia abajo mejor pantalón. No me arriesgo, porque me ha pasado de todo”.
Me siento tonta por haberme dado cuenta de esto tan tarde. Debemos alzar la voz cuando nos parerezca indignante lo que sucede. Feminicidios , violaciones, abusos , golpes, insultos disfrazados de piropos... ¿Qué más debe suceder para que despertemos y para que las autoridades tomen cartas en el asunto?
Amo México, es el mejor país, pero esta situación me pone triste. No es un tema de hombres Vs. mujeres . Debemos respetarnos como seres humanos.
Con cariño,
Gina