Hace unos días se llevó a cabo la entrega de los reconocimientos y becas del programa Para las Mujeres en la Ciencia. Se trata de un proyecto en el que colaboran Grupo L’Oréal, la Unesco y la Academia Mexicana de Ciencias para dar visibilidad e impulsar a las investigadoras mujeres.
Este programa nació hace 26 años a nivel internacional y acaba de cumplir 18 años en México. Cada año se reconoce la trayectoria de tres investigadoras que trabajan en nuestro país y se otorga un apoyo económico para científicas emergentes que se encuentran cerrando la brecha de género en este ámbito. Tuvimos la oportunidad de platicar con las ganadoras de 2024 y con Araceli Becerril, directora de Responsabilidad Corporativa de L’Oréal en México. Ellas nos hablaron sobre lo significativo de este proyecto y cómo beneficia a las mujeres.
Para María Cristina Rodríguez Padilla, quien es investigadora desde hace más de 40 años y trabaja en Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León, este reconocimiento no solamente es “una distinción y una gran alegría”, sino una plataforma de proyección. “Nos va a servir para que las niñas también vean que sí existe un camino hacia la ciencia y que es fácil de seguir, que habemos muchas mujeres trabajando en ciencia y que ellas pueden seguir este mismo camino”, dice.
La científica de la UANL, cuya investigación actual se centra en un producto con propiedades anticancerígenas que puede aumentar la respuesta inmune del cuerpo, resalta la trascendencia que el premio Para las Mujeres en la Ciencia ha tenido globalmente. “Tengo entendido que de las mujeres que han sido galardonadas mundialmente, siete de ellas han recibido el Premio Nobel. me siento muy complacida de que se reconozca la labor científica de las mujeres”.
Rodríguez Padilla ha contado con anterioridad que desde muy joven se presentó en ella el sueño de convertirse en una científica y que contó con el apoyo de su familia; le inculcaron a temprana edad que las mujeres también debían estudiar profesionalmente al igual que los hombres, porque hay que estar preparadas para el futuro.
La especialista reconoce que para las mujeres puede ser un camino arduo y complicado, “pero todo es posible. Inténtenlo, busquen lo que más les guste hacer porque haciendo lo que te gusta eres feliz”.
También destaca que no llega sola a la plataforma del éxito. “Agradezco a todo el equipo que ha trabajado conmigo durante todos estos años, porque este no es un reconocimiento para una sola persona sino es el resultado de muchos años de investigación, junto con un equipo de trabajo”.
La consigna que este reconocimiento sigue cada año es que “el mundo necesita más ciencia y la ciencia necesita mujeres”. Refugio Rodríguez Vázquez no podría estar más de acuerdo con dicha consigna, pues sabe que el trabajo de figuras femeninas podría contribuir a crear una diferencia en los grandes desafíos que la humanidad enfrenta actualmente.
Ella trabaja en una estrategia de bioremediación de suelo y tratamiento de aguas, cuya aplicación se encamina a la restauración de invernaderos inhabilitados por contaminación en Xochimilco. “El trabajo que hemos hecho ha sido muy arduo, se han involucrado muchas estudiantes mujeres que han tenido una gran conciencia por lo que es el medio ambiente, sobre todo la parte de tener cuerpos de agua más limpios”, explica. “Hoy en día es una gran labor la de las científicas mexicanas. No solo es la parte de investigación básica, sino resolver una problemática de tipo ambiental, social, alimentaria o de salud”.
Rodríguez Vázquez, quien lleva trabajando 38 años en el Centro de Investigación y Estudios Avanzados del IPN, ve este reconocimiento “como una culminación de todo el trabajo científico que he llevado a cabo durante mi carrera”. Para ella no solo es grato ser reconocida por instituciones prestigiadas a nivel internacional sino “poder compartirlo con nuestros estudiantes y colaboradores. El hecho de estar en un recinto tan bello como el Centro Cultural Helénico, con su capilla gótica, es muy significativo”.
Para la científica, trabajar en este ámbito no es complicado en sí “pero sí amerita mucho trabajo y mucha entrega. Muchas veces una piensa que sería imposible, pero no lo es con el constante trabajo del día a día. Yo diría a mujeres estudiantes: sigan adelante, podemos dar mucho al mundo como mujeres, podemos completar muchos sueños y tener todos estos logros que nos hacen tener un mundo diferente”.
Tatiana Klimova Berestneva nació en lo que hoy es Rusia y encontró la consolidación de su carrera en nuestro país. Para ella nunca hubo duda de que podía dedicarse a la ciencia, pues era algo que prácticamente estaba en su ADN: sus abuelos eran físicos y sus padres eran químicos.
“Yo nací en la Unión Soviética y aquí es donde empecé a hacer investigación de manera independiente y proponer mis propios proyectos”, nos cuenta. “Tengo mi propio grupo de investigación, por eso considero que es muy importante este reconocimiento, porque es de toda mi trayectoria, de toda mi vida”.
Tras 32 años de mudarse a este país, ella no ha frenado su hambre de conocimiento ni piensa hacerlo. Actualmente tiene tres líneas de investigación, entre ellas está la producción de biocombustibles y el uso de fotocatálisis para reducir la contaminación ambiental.
Sin embargo, la científica de la Facultad de Química de la UNAM admite que el mayor obstáculo para las mujeres en la ciencia es el miedo al que muchas se enfrentan antes de entrar a este ámbito. “Quiero decirles que no deben tenerlo, que las mujeres son tan capaces como los hombres para hacer investigación y a veces son hasta mejores”.
Para Araceli Becerril está muy claro que, si bien a las mujeres nos enseñaron a llenar cierto molde, la ciencia no es así. “Nos han enseñado a ser perfectas y lo que yo he aprendido de las científicas es que ellas aprenden del error, la ciencia es un tema de ensayo y error puramente. Lo que necesitamos son mujeres valientes que no quieran ser perfectas, sino que quieran crear, construir nuevas realidades y que se atrevan a soñar”, dice la directora de Responsabilidad Corporativa de L’Oréal.
Ella nos cuenta que el programa Para las Mujeres en la Ciencia tiene gran relevancia para Grupo L’Oréal porque la marca fue fundada por un científico y “una ciencia con perspectiva de género es un gran aporte a la sociedad”. En la actualidad, con problemas globales como el cambio climático, enfermedades o la pandemia que acabamos de atravesar, se vuelve necesario incorporar a una mayor parte de la población en la búsqueda de soluciones.
Desafortunadamente, la brecha no se cierra al ritmo que todas quisiéramos. “En los noventa el 27% de las personas estudiaban carreras STEM, y hoy estamos en un 33% o 35%. Entonces falta mucho camino por trascender y lo que vemos es que aún hay mucha discriminación”.
Becerril también evidencia la falta de role models para mujeres. “Las mujeres no se inspiran a estudiar una carrera científica. En un estudio, si le decían a las personas dibuja un científico, dibujaban un hombre. Entonces aún hay mucho de eso y desde chicas hay muchos estereotipos de género”. Para la especialista en comunicación, “lo que las mujeres tenemos que romper es no confiar en nosotras”.
Además de los tres reconocimientos por una extensa y fructífera trayectoria, Para las Mujeres en la Ciencia es un programa de becas para mujeres que ya cuentan con un doctorado y que tienen proyectos prometedores para la investigación en México.
“Es un gran logro personal y en mi carrera, pero también creo que es una gran oportunidad, porque esto es una plataforma para darle visibilidad a mi proyecto y la problemática que busca resolver”, nos dice Reyna Berenice González, una de las investigadoras que ganaron este apoyo.
La científica, quien trabaja en la síntesis de nanoestructuras de carbono con la intención de degradar contaminantes en el agua, aconseja constancia a las niñas y jóvenes. “Seguramente en el camino se van a encontrar con retos, pero prepárense, sean perseverantes, apóyense en personas que las inspiren y las oportunidades están ahí, simplemente estén listas”.
Además de Berenice González, hay otras cuatro ganadoras de las becas. Laura Lucila Gómez trabaja en una detección oportuna de cáncer de mama mediante biopsias líquidas, mientras Brenda Anabel López estudia las cactáceas como un modelo de resistencia al cambio climático.
Karla Ximena Vargas está buscando un sustituto natural para una sustancia dañina conocida como cloruro de benzalconio, que está presente en todos los desinfectantes; y Alma Saraí Hernández investiga fenómenos que aparecen en todos los aspectos de la naturaleza desde un punto de vista matemático.