¿Tienes la piel grasa? Este tipo de piel se caracteriza por presentar exceso de brillo (sobre todo en la zona T: frente, nariz y barbilla), poros dilatados e imperfecciones como granitos y puntos negros. En su cuidado, la limpieza es clave.
Una de las recomendaciones que hacen los expertos en dermatología —y otras áreas relacionadas— es que se elijan productos indicados para el tipo de piel (normal, seca, sensible, mixta, grasa). Aquellos formulados para las pieles grasas y con tendencia acneica tienen funciones como regular el sebo y prevenir la aparición de granos.
Ingredientes como el ácido salicílico, el ácido glicólico y el aceite de árbol de té actúan de maravilla como seborreguladores y se encuentran entre los componentes de los limpiadores para estas pieles. ¿Cómo aplicarlos para que estos activos hagan muy bien su trabajo?
El secreto para que tu limpiador funcione
Al elegir el limpiador, verifica que sea para piel grasa; oil free y no comedogénico (esto quiere decir que no obstruye los poros). La presentación en gel es una de las más recomendadas para este tipo de piel.
¿Cómo aplicas tu limpiador facial? Si es una acción rápida, seguida del enjuague inmediato, no permitirás que los principios activos como el ácido salicílico penetren y cumplan su función seborreguladora, entre otras.
El secreto para que el producto cumpla su promesa de ayudarte a matificar y prevenir brotes es dejarlo unos minutos sobre la piel. La influencer de belleza Rosshanna Bracho, autora del libro Skincare, tus primeros pasos (Planeta), comparte este secreto en sus redes sociales.
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“Los limpiadores con principios activos tienen que tener una permanencia en el rostro, es decir, lávate tu carita por, al menos, 2 o 3 minutos; masajea ligeramente con la yema de los dedos para que estos principios activos puedan hacer una función en el rostro”, explica.
Lo compara con una mascarilla para mejor comprensión: “Es como una limpieza del rostro-mascarilla, es decir, no me lo quito inmediatamente, sino que dejo que permanezca en el rostro unos minutitos. De esta forma, vamos a activar esos principios y van a dar un mejor resultado como seborreguladores, antiinflamatorios, antibacterianos, y así conseguir lo que queremos: reducir la grasita, afinar el poro, eliminar el acné o controlarlo (según el caso)”.
Para complementar la limpieza, es importante hidratar la piel grasa (aunque muchos no lo crean aún, con este paso evitamos que se produzca exceso de sebo) y exfoliarla una vez a la semana. Consulta con tu especialista sobre cuáles son los mejores productos para ti.
Lavarse la cara una vez al día no es suficiente. Lo correcto es hacerlo en la mañana y en la noche. En ocasiones, se aconseja la doble limpieza del rostro en la rutina de skincare nocturna, para retirar bien los restos de maquillaje.
Organismos como la Clínica Mayo sugieren emplear agua tibia o fría, porque la caliente puede eliminar los aceites naturales de la piel y resecarla.
¿Cómo lavas tu rostro cada día?, ¿crees que este secreto revelado puede ayudarte?
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