Los han sido creados a través de los siglos y civilizaciones para conseguir agradar y atraer a otras personas. Aunque cada cultura tiene preferencias por algunos olores en específico, también existen otros que provocan rechazo. Además, hay aromas que nos devuelven nuestros más íntimos, agradables o sombríos, pero todos ellos guardan algún secreto difícil de descifrar. ¿No te ha pasado que al percibir un aroma sorpresivamente recuerdas un momento del pasado, un lugar de tu infancia o a una persona especial?

Pero, ¿cuál es el secreto por el que reaccionamos ante un olor ? La doctora Victoria de Andrés, profesora de Biología Animal de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Málaga (sur de España), explica a EFE cuáles son las razones por las que los olores tienen la respuesta en nuestro cerebro de parecernos atrayentes, nauseabundos o insípidos; por qué algunos consiguen hacernos irresistibles o tan personales y únicos.

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Foto: Pérez de Rozas. EFE Reportajes / Museo del perfume

Así es el funcionamiento orgánico del olfato

“La transmisión del olor del perfume funciona de la misma manera que todos los olores , es decir, que hay determinadas sustancias muy volátiles, que se evaporan a temperatura ambiente, pasan a estado gaseoso, y cuando inspiramos entran por la cavidad nasal y de allí van a su parte dorsal donde se encuentra el epitelio olfativo”, señala de Andrés.

Explica que las neuronas que están en el epitelio nasal, en contacto con el fondo de la cavidad nasal, son las que permiten que detectemos las sustancias que inhalamos al respirar: “Se puede decir, de una manera muy gráfica, en el caso de los olores , que no es la sensación la que va al cerebro, sino que es el cerebro el que sale a buscar la sensación”.

La cavidad nasal capta ese estímulo que se dirige al núcleo del cerebro olfativo donde hay dos vías muy diferentes. Por una parte, lo envía a la corteza prefrontal, es decir, a un sitio donde esa información se procesa de una manera racional, por la que en ese momento la sensación olfativa es una percepción que se puede analizar, observar, procesar si ese olor es afrutado, cítrico o con un toque de madera, por ejemplo.

“Pero hay una segunda vía que se pone en funcionamiento simultáneamente, que es extraordinariamente rápida y que va a otra zona del cerebro: el sistema límbico, encargado de regular las emociones y con áreas cerebrales muy importantes como son la amígdala (o hipófisis) y el hipocampo”, aclara.

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Foto: Rafael Díaz. EFE Reportajes / No.I Imperial Majesty, considerado el perfume más caro del mundo, fue creado en 1872 a petición de la reina Victoria de Inglaterra y fue elegido para los pasajeros de primera clase del Titanic.

Por qué los olores evocan recuerdos

Victoria de Andrés subraya que la amígdala es el centro cerebral que está más relacionado con las emociones, mientras que el hipocampo está vinculado con la memoria. Detalla la especialista que la manera que tenemos de procesar esa información no solo es razonada sino también emocional y, además: "relacionamos ese estímulo olfativo con algo que nos ha ocurrido, porque el hipocampo hace que lo podamos asociar a los recuerdos ”.

Así, podemos asociar los olores con una sensación y transformarlos en mensajes neuronales evocadores de afectos, recuerdos y sentimientos.

“Es lo que provoca, a veces, que un olor te recuerde algo que, de una manera automática y rápida, te evoque, por ejemplo, sensaciones infantiles. Así, si tienes una serie de recuerdos positivos de un entorno donde había un determinado olor , ese aroma , percibido años después y en un ambiente que puede ser radicalmente diferente, de una manera poco consciente, te recuerda ese bienestar y te produce la misma sensación”, añade la bióloga.

Luego, cuando lo piensas racionalmente, puedes analizar esos recuerdos y tratar de perfilar sus detalles de una forma consciente, pero la sensación ya la has tenido previamente de una manera inmediata”.

Para de Andrés, “hay una manera de reaccionar ante los olores de ‘tabula rasa’ y es a modo de interruptor, es decir, o te atrae o te repugna. Un olor a putrefacción, aunque tú lo huelas por primera vez y no lo asocies a nada olido previamente, te produce un rechazo inmediato, sin que medie un razonamiento elaborado. En cambio, por ejemplo, el olor de las flores te produce inmediatamente una atracción”.

Descubre por qué los perfumes nos traen recuerdos
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Foto: Pexels

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Perfumes en la "química" del amor

Son muchos los animales que segregan unas sustancias volátiles, llamadas feromonas, en los momentos de pre-apareamiento para inducir las cópulas. Estas sustancias químicas, que segregarían como parte del cortejo, tienen un olor muy particular, que atrae a los miembros del otro sexo de esa especie, pero curiosamente no a las de otras especies parecidas.

“Esas feromonas, perfectamente descritas en muchos animales, se han intentado aislar en la especie humana sin conseguirlo. Hay mucho mito sobre las feromonas y, aunque algunas casas comerciales han comercializado frasquitos de feromonas humanas tanto femeninas como masculinas, han resultado ser un gran timo”, aclara la doctora.

Para de Andrés, “lo que hay son olores que de manera instintiva nos resultan atractivos. Cuando vas a acudir a una cita romántica te arreglas, te pones la ropa que más te gusta y también tu perfume porque, de entrada, un buen olor atrae y, además, lo que más nos interesa es que sea un proceso automático, es decir, que la persona no piense mucho el por qué le resultamos atractivo sino, simplemente le atraigamos. Es atracción que no es racional, sino inmediata, emocional y muy evocadora”.

La industria del perfume conoce estas estrategias y las utilizan para obtener beneficios, “pero no solamente en nuestra civilización sino en todas. Cuando se hacen excavaciones arqueológicas, aparecen siempre cerámicas, restos de construcciones y también frasquitos de perfume, porque, aunque la humanidad no supiera hasta hace muy poco cuáles son las vías cerebrales para despertar esa atracción, lo que siempre se ha sabido es cuál es su efecto práctico”, enfatiza la bióloga.

Determinadas combinaciones de olores resultan más atractivas que otras y además se adaptan a las personalidades de cada uno: se trata de ponerte perfume y convertirte en alguien irresistible. Lo único que cambia es el perfil de la personalidad del que decide atraer que, aunque sea atractiva o no, el formato de seducción al otro sexo es siempre el mismo”.

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Foto: Pexels

Nuestro olor es único, después de todo

Los perfumes interaccionan con otras sustancias químicas, como las que se encuentran en la superficie de nuestra piel. De esta forma, esos productos químicos que forman el perfume reaccionan con los que tenemos nosotros, por la composición química de nuestra sudoración, o por las pequeñas oscilaciones de nuestro pH (acidez o alcalinidad del cuerpo).

“Hay ligeras variaciones personales que hacen que la reacción del perfume al contacto con nuestra piel no sea idéntica en todo el mundo. Por eso, aunque el olor de tal marca sea el mismo y tú huelas a una determinada marca de perfume, el resultado final va a tener connotaciones ligeramente personalizadas”.

Victoria de Andrés concluye que “la manera de reaccionar con el perfume te hace en, ciertos aspectos, bastante único. Por otra parte, te identificas con determinados olores y rechazas otros de una forma bastante automatizada, aunque, por supuesto, también existe un componente cultural aprendido, que hace que a determinadas culturas les resultan atractivos determinados olores que a otras les puedan inducir rechazo”.

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