El uso de esmaltes tradicionales cada vez es menor, eso no quiere decir que no se sigan utilizando, porque son muy prácticos al poder aplicarlos en casa como siempre lo hemos hecho y porque se pueden retirar cuantas veces queramos con un algodón y un quitaesmalte comprado en el súper (“Me aburrí del rojo, entonces lo cambio en un santiamén”).
Pero, claro que tiene otras desventajas que todas hemos vivido en carne propia alguna vez. Apenas lo hemos aplicado y, ¡zas!, un pequeño roce es capaz de arruinar una uña . También pueden durar menos y perder espacios de color con los lavados de mano y de trastes. Ante esto, otras alternativas más duraderas se vienen ganando el corazón de muchas, como las uñas de gel .
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Las uñas de gel se deben aplicar en un salón especializado, preferiblemente, y se secan de inmediato tras poner las manos en una lámpara especial con luz LED o UV. Duran entre dos y tres semanas, la verdad nos olvidamos de la manicura mientras las llevamos. Pero pueden causar algunos daños, según la calidad de los productos, la aplicación excesiva y si se retiran de forma incorrecta, entre otros factores.
Vamos a seguir llevándolas, pero sin olvidarnos de mimar nuestras uñas naturales, porque tras el gel se pueden debilitar, descamar y hasta romper. Aquí te decimos cómo.
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Antes de ir directo a los cuidados posteriores, queremos decirte que:
-Debes acudir siempre a espacios especializados y con las medidas de higiene necesarias.
-Debes tener las uñas sanas en el momento de ir al salón por tus uñas de gel .
-Pide que no te corten la cutícula, pueden retirar algún resto de piel o empujarla. Esta es una recomendación de muchos especialistas en dermatología que no siguen en muchos lugares de nail art.
-Una parte del proceso es limar o pulir la uña un poco, antes de proceder a poner el gel, vigila que esto no sea excesivo.
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Cuando llegue el momento de deshacerte de tus uñitas porque ya se empieza a notar mucho la base de la uña, evita hacerlo tú misma.
No debes despegarlas. En Vogue, la especialista Maryori Matallana explicó que “con eso solo conseguimos llevarnos parte de nuestra uña y quitarle capas, lo que hará que esté más débil e incluso por su aspecto se verá muy dañada”.
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Como las uñas pueden estar débiles y desiguales, puedes cortarlas un poco y limarlas con suavidad para evitar roturas, si puedes hacerlo al ras, mucho mejor.
La hidratación es clave, no olvides aplicar un producto hidratante especial para uñas y cutículas , los aceites reparadores y nutritivos para estas partes de nuestras manos son ideales. Da masajitos sobre la uña y alrededor de esta.
En Harper’s Bazaar recomiendan usar vaselina asegurando que devolverá la hidratación que tus uñas necesitan. Se debe aplicar en las uñas y cutículas, y para mejores resultados se pueden introducir las manos en guantes para que actúe como una mascarilla.
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Otro producto que debes considerar como parte de esta rutina reparadora es un endurecedor, para que la uña recupere su textura y grosor natural. Muchos contienen queratina, encargada de fortalecer y proteger las uñas naturalmente, según explican en la publicación citada anteriormente.
Cuando sientas que tus uñas están muy débiles, no vuelvas a aplicar esmalte en gel , déjalas descansar por unos días. Incluso puedes intercalar esta técnica con el uso del esmalte tradicional. Dejarlas al natural un fin de semana o una semana de trabajo home office puede darles el tiempo de restauración que necesitan.
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